Ser joven y desempleado

Las expectativas de graduarse y conseguir un buen empleo no podrían estar más alejadas de la realidad.


Valentina Romero
noviembre 20 de 2024
12:00 p. m.
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A continuación les contaré mi primera experiencia siendo joven y desempleada, que al mismo tiempo, fue la primera vez en la que me despidieron de un trabajo.

Les contaré desde el inicio: devolvámonos a junio del 2023, fecha en la que terminé mis prácticas y estaba ansiosa por el futuro que me esperaba. Tenía grandes expectativas de lo que me esperaba (grave error), en la universidad participé en diversas cosas que siempre pensé que me ayudarían al momento de encontrar un empleo, mis prácticas fueron una experiencia que me cambió la vida y me convenció aún más que lo que vendría después sería muy bueno.

Sin embargo, al acabar mis prácticas me dieron la noticia de que no podía quedarme allí. Esto me causó un profundo dolor porque de verdad quería seguir ahí y además me alertó porque aunque acabé la universidad en junio, mi grado sería hasta septiembre del 2023, por lo tanto, no sería profesional hasta esa fecha.

A mis 18 años obtuve mi primer empleo, siempre insistí mucho en tener mi propio dinero y me emocionaba mucho poder comprarme cosas sin tener que pedirle dinero a nadie más.

A partir de ahí, siempre tuve trabajo mientras seguía estudiando en la universidad así que al acabar mis prácticas, la idea de dejar de estudiar y trabajar no era una opción para mi. No podía verme a mi misma sin estudiar ni trabajar, sin estar haciendo algo.

La vez que me despidieron por WhatsApp

Al darme cuenta que no me dejarían contratada en el lugar en el que estaba haciendo mis prácticas, empecé la búsqueda de trabajo que pensé que no duraría mucho. Al no tener mi título profesional me di cuenta que sería casi imposible encontrar un empleo en algo relacionado con mi carrera.

Fue entonces cuando encontré un empleo en el que debía redactar páginas web que ofrecían diferentes servicios en Estados Unidos. No era periodismo, no era algo relacionado a mi carrera, no era algo que me gustara o emocionara y lo peor, el contrato que me ofrecían tenía condiciones pésimas, pero para mí, lo único que importaba en ese momento era tener trabajo y dedicarme a algo, NO podía ser joven y desempleada.

A pesar de que me advirtieron que no lo aceptara, insistí y acepté. El contrato que me ofrecieron era por prestación de servicios, allí prometía que sería de esa forma por 4 meses, al cumplirse este tiempo cambiaría a ser un contrato de término indefinido con todas las prestaciones de ley. Yo decidí creer que sería así a pesar de las advertencias y acepté el empleo.

Pasó el tiempo y a pesar de tener empleo me sentía muy frustrada, no estaba trabajando en algo que me gustara, no había sido para NADA lo que tanto me había imaginado que iba a pasar una vez me graduara, definitivamente no había sido lo que soñé.

Es así como llegamos a noviembre del 2023, hace exactamente un año. Había planeado esperar a enero para empezar a buscar otro empleo, sin embargo, se adelantaron un poco los planes. El contrato acababa el 30 de noviembre de 2023, ese día fui a trabajar, conviví con mis compañeras de trabajo, al despedirme de mi jefe no mencionó ni dijo nada, se despidió como cualquier otro día...

Continué mi día normal y al llegar las siete de la noche recibí un mensaje por WhatsApp de la asistente del jefe, el mensaje no entró y bromeé diciendo que cuando te escribían era por algo malo. Le respondí que no había podido recibir el mensaje y fue entonces cuando me dijo que habían decidido no renovar el contrato (al parecer ese mismo día) y no seguiría trabajando allí. Además, me dijeron que si tenía cosas personales en la oficina podían dejarlas en la recepción del edificio o podía hablar con alguna de mis compañeras para que me las entregara pero ya no podía entrar ahí.

Siendo joven y desempleada

Nunca me habían despedido de un trabajo. Creo que eso fue lo que más me desconcertó en ese momento, al mismo tiempo, me indignó y ofendió que el jefe no hubiera tenido la delicadeza de decirme en persona que no seguiría trabajando ahí a pesar de haberme visto ese día. Para mi fue todo un plan macabro en el que esperó que fuera el último día que terminaba el contrato, llegara a mi casa y entonces pudieran enviar el mensaje.

Quise decir muchas cosas en ese momento pero al final no dije nada, el miedo me invadió porque por más que me hubiera resistido, me había convertido en lo que tanto me aterraba: joven y desempleada.

Al siguiente día sería primero de diciembre del 2023 y las probabilidades de encontrar un empleo en ese mes eran muy bajas, por no decir imposible. Me costó un poco asimilarlo pero decidí no perder la esperanza y buscar, sin embargo, pasaban los días, las semanas e incluso algunos meses y nada...

Viajé mucho en diciembre y tuve momentos de felicidad infinita pero al final, en medio del viaje, recordaba que volvería a Bogotá a nada, nada me esperaba aquí y eso me aterraba cada vez más y más. El no tener empleo realmente afectó mi salud mental y me hizo replantearme toda mi vida durante esos meses.

Al final, estuve un poco más de dos meses sin empleo, pero si es verdad lo que dicen que siempre lo mejor está por venir y pude encontrar el trabajo que soñaba y llevaba manifestando todo ese tiempo.

Las expectativas que tenemos de lo que sucederá al graduarnos y ser profesionales están lejos de la realidad, creo que a todos nos sucede y por eso el choque de realidades es tan duro, tan doloroso. Aunque, a pesar de todo, tal vez fue necesario para prepararte para lo que viene...o al menos así lo veo ahora.

Hablemos de esto y mucho más en mis redes sociales: @_ValentinaRom_

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