Blue Monday: un día para resaltar la importancia de la salud mental
Prestar atención a nuestras emociones, trabajarlas y buscar mejorarlas para alcanzar propósitos guiados hacia lo que valoramos, puede ser un acto de valientes.
Laura Alturo
06:30 p. m.
Muchas son las creencias alrededor del ‘días más triste del año’ o Blue Monday, sin embargo es importante aclarar que, desde el punto de vista clínico, las emociones no tienen una fecha exacta de inicio o caducidad pues representan una gran parte de la subjetividad que conforma al ser humano, por lo que están atadas a factores netamente personales.
El Blue Monday es una fecha que suena y retumba cada inicio de año como un gran espectro que nos persigue y nos recuerda que viene el ‘día más triste’. Fue inventado por el profesor de Psicología Cliff Arnall, quien estableció una ecuación matemática con cinco variables para determinar que sería un día de desdicha para las personas.
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Dichas variables incluyen aspectos como el simple hecho de ser lunes, las deudas de fin de año que empiezan a asumir las personas durante enero, los factores climáticos como el invierno (en algunos países), la idea de que los propósitos de año nuevo no se van a realizar, y la pérdida de motivación para asumir los retos del nuevo ciclo. Estos factores incluidos por Arnall en la ecuación, sin duda puede poner a pensar a muchas personas, aun cuando parece imposible de resolver de manera unánime para cada habitante del planeta.
Es por esto que consultamos con la doctora Viviana Narváez, psicóloga especialista en Psicología Clínica y Autoeficacia, con magíster en Psicología, quien asegura que no existe ninguna evidencia clínica o científica para determinar que un día pueda llegar a ser el más triste del año.
“Las emociones y estados de ánimo son completamente subjetivos, cada persona es un mundo. Este psicólogo generalizó a todos los seres humanos y es incorrecto”.
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No obstante, Narváez explica que, si bien el Blue Monday es algo completamente inexistente para la ciencia, sí puede generar cierta predisposición de parte de algunas personas. Además, añade que existe una hipótesis que agrupa algunos factores como el marketing y elementos externos, que utilizan dicho concepto para implantarse en las personas, generando una sensación de vacío o frustración debido a la sobreinformación.
Mejor hablemos sobre salud mental
La tristeza, así como cualquier emoción, es una expresión de cosas que pasan en nuestro interior y que afectan la forma en la que nos desenvolvemos y vemos la vida en determinado momento. Usualmente, se trata de sentimientos efímeros que desaparecen o merman cuando algo más nos sorprende en medio del torbellino que es vivir.
No obstante, es importante entender cuáles son los factores que nos pueden causar frustración o tristeza en un momento determinado. Para la doctora Narváez, esta sensación se despierta cuando percibimos la pérdida de algo que valoramos, puede ser un objeto, una persona o una relación.
“Al percibir una pérdida, la emoción de tristeza puede aparecer. Cuando valoramos algo o nos parece importante y sentimos un alejamiento, esa distancia entre lo que quiero y en donde estoy, me va a generar tristeza o sufrimiento”.
Para identificar estas brechas, la doctora hace énfasis en la Terapia de Aceptación y Compromiso, como una herramienta que busca trabajar los valores personales de las personas, identificar aquello que consideran valioso o importante y notar en qué momento esa brecha entre el deseo y la realidad puede generar dolor.
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¿Cómo sobrellevar a un día triste?
La psicóloga Viviana Narváez resalta que mediante la DBT o Terapia Dialéctica Conductual, se puede lograr trabajar en ciertas habilidades relacionadas con diferentes áreas de la salud física y mental, con el fin de mantener un equilibrio adecuado para el autocuidado.
Se trata de las habilidades CUIDA, cuya palabra en forma de acróstico funciona para dar a cada letra un significado y una herramienta para trabajar en la salud física y mental.
- Cuerpo: aquí es importante preguntarse cómo se está cuidando, qué está haciendo por su salud y bienestar físico.
- Usar: se trata de restringir el uso de sustancias que puedan alterar el funcionamiento normal del cuerpo.
- Intentar: adoptar un hábito de entrenamiento físico saludable y consciente, que le ayude a subir los niveles de serotonina.
- Dormir: tener un hábito de sueño saludable y equilibrado, mediante una rutina que permita el adecuado descanso de la mente.
- Alimentarse: llevar una dieta equilibrada y sana.
“A esas habilidades les sumaría el tema de la meditación y realizar actividades que te gusten y valores, disminuir esa brecha entre lo que es importante para ti y el lugar en donde estás”.
Estar triste no es estar deprimido
El lenguaje a nivel psicológico y de diagnósticos se ha popularizado. Parece que hemos entrado a una era en la que todo el mundo es depresivo, todo el mundo sufre de trastornos de ansiedad, y la cosa no es así.
Para Narváez, el lenguaje de los diagnósticos se ha maltratado hasta el punto de desconocer que cuando una persona realmente padece un trastorno mental, esto no es nada fácil de sobrellevar, además que antes tuvo que ser evaluada por un profesional para determinar la necesidad de una ayuda clínica.
“Todos podemos sentir ansiedad o tristeza, es importante normalizar las emociones porque son funcionales en nuestra vida, pero hay que hacer una distinción: una cosa es sentir una emoción efímera y otra cosa es tener un trastorno diagnosticado”.
Finalmente, la doctora insiste en que hay que estar atentos a factores de alerta que pueden indicar cuando una persona debe buscar ayuda con un profesional. Por ejemplo, cuando se identifica que la emoción le está afectando sus áreas de ajuste como la parte familiar, laboral, académica, personal, relaciones interpersonales, etc., cuando la tristeza o la ansiedad hacen que se vuelva difícil llevar con normalidad alguna de estas áreas, hay una dificultad que debe ser evaluada.
“Si la intensidad de mi emoción o la frecuencia con la que se da dicha emoción es muy intensa o constante, es un signo de alarma para revisar y buscar ayuda”.
Aquí radica la importancia de desmitificar la terapia, el sentir y el expresar. En una sociedad permeada por la superficialidad, los modelos ‘perfectos’ y el positivismo falso; prestar atención a nuestras emociones, trabajarlas y buscar mejorarlas para alcanzar esos propósitos guiados hacia lo que valoramos, puede ser un acto de valientes.