El documental que revive lo que hay detrás el asesinato de Rodrigo Lara Bonilla llegó a EE. UU.
Lara: El hombre que intentó salvar a Colombia, fue seleccionada oficialmente para el 12º Festival de Cine de Chelsea, en Nueva York.
Noticias RCN
01:46 p. m.
El legado de Rodrigo Lara Bonilla llegó como un grito por la justicia al Festival de Cine de Chelsea. La proyección del documental Lara: El hombre que intentó salvar a Colombia no es solo un reconocimiento a una obra cinematográfica, sino un recordatorio poderoso de los sacrificios hechos en la lucha contra el narcotráfico en Colombia y el impacto global que tuvo esa batalla.
Bajo la dirección de Mags Gavan, una cineasta galardonada con premios Emmy y Bafta, esta película trasciende la historia personal de la familia Lara para convertirse en una meditación profunda sobre la corrupción, la violencia y la búsqueda de la paz en un país marcado por el conflicto.
Rodrigo Lara Bonilla, exministro de Justicia, se convirtió en una de las figuras más emblemáticas de la resistencia contra el poder del narcotráfico en los años 80.
Este proyecto escudriña en la vida de Jorge Lara, hijo del primer político asesinado por Pablo Escobar, quien murió en 2022 y dedicó su vida a descubrir lo que hay detrás del crimen de su padre y lo que ha significado llevar el apellido Lara.
Alejandro Muñoz, amigo personal del hijo de Rodrigo Lara explicó cómo han sido las luchas de Jorge al cargar el peso del apellido Lara:
La vida de Jorge Lara no fue fácil, cargar con el apellido Lara en este país lo marcó mucho en su vida laboral y personal. Siempre fue un abanderado de las nobles causas.
Rodrigo Lara, el primer objetivo de Pablo Escobar
Su valentía al denunciar a Pablo Escobar y a otros actores del crimen organizado lo convirtió en un blanco mortal, pero también en un héroe cuya memoria sigue vigente en la conciencia colectiva de los colombianos.
Su asesinato en 1984 a manos del sicariato es un caso abierto de lesa humanidad, y este documental no solo expone los hechos, sino que plantea preguntas difíciles sobre la impunidad que persiste hasta hoy.
El documental no solo narra los eventos históricos alrededor del asesinato de Lara Bonilla, sino que explora el impacto emocional que este tuvo en su hijo, Jorge Lara Restrepo, quien, años después, regresa del exilio con una misión: desenmascarar la corrupción que asoló a Colombia y enfrentarse a los fantasmas de su pasado.
La amistad de los hijos de Rodrigo Lara y Pablo Escobar
En un giro sorprendente en el transcurso de su vida Jorge Lara desarrolla una amistad con Sebastián Marroquín, hijo de Pablo Escobar. Este vínculo entre los hijos de dos hombres que simbolizan fuerzas opuestas es quizás uno de los elementos más conmovedores del documental, ya que demuestra que, incluso en las historias más trágicas, puede haber espacio para la reconciliación y el perdón.
El mundo, al conocer esta película, es testigo de cómo las cicatrices del narcotráfico no solo afectaron a Colombia, sino que también repercutieron globalmente. Así lo confirmó Muñoz:
Los que lo conocemos siempre supimos de sus luchas interiores y cómo trabajó incansablemente para desenmascarar a los asesinos de su padre y en demostrarle al país que la reconciliación sí es un camino.
La guerra contra las drogas, en la que países como Estados Unidos jugaron un papel central, no solo dejó a su paso miles de muertos y desplazados, sino que también desestabilizó instituciones y sembró la desconfianza en la política y el poder. Lara es un recordatorio de esa historia compartida y de la necesidad de no olvidar las lecciones del pasado.
Documental Lara define la resiliencia de las víctimas del narcotráfico
El documental también ofrece una ventana a la resiliencia humana. Uno de los momentos más impactantes es la disculpa pública de un exsicario infantil, responsable del asesinato de Rodrigo Lara. Este acto de contrición y búsqueda de redención es una muestra del potencial que tiene el cine para abrir diálogos sobre la posibilidad de sanación en una sociedad marcada por el dolor.
El estreno en Nueva York, acompañado de una sesión de preguntas y respuestas con la directora y parte del elenco, no es solo un evento cinematográfico, sino una invitación a reflexionar sobre el papel del arte en la construcción de paz.
Como bien señala Gavan, el documental pretende arrojar luz sobre la importancia del entendimiento y la paz, incluso en los contextos más oscuros. En un momento en que Colombia sigue luchando por consolidar un proceso de paz duradero, esta película llega como un eco de esperanza y una llamada a la acción: la paz no es posible sin justicia, y la justicia no puede ser alcanzada sin verdad.
Con la proyección de Lara en uno de los festivales de cine más importantes de Nueva York, el mundo tiene una oportunidad invaluable de mirar hacia Colombia, no solo como una nación golpeada por el narcotráfico, sino como un país en constante búsqueda de justicia y reconciliación. Esta película es, sin duda, un testimonio de que la historia de Lara Bonilla, aunque dolorosa, sigue siendo relevante para el futuro de la paz global.