Una nota destapa cruel caso de tortura en centro de rehabilitación en Bogotá
La Fiscalía capturó a cinco personas implicadas en la agresión y tortura en contra de personas que buscaban tratar sus adicciones en dicho lugar.
Noticias RCN
11:48 a. m.
"Mamá en estos momentos de dificultad necesito de ti y de mi papá. Por favor les suplico que vengan por mí, los necesito para salir de este problema, no aguanto más el maltrato de otros (...)".
Gracias a estas palabras, contenidas en una carta, la Fiscalía logró judicializar a cuatro hombres y una mujer que estaban a cargo de una IPS en el occidente de Bogotá, enfocada en el tratamiento y atención a personas con problemas de adicción y desórdenes en el comportamiento, donde según la denuncia, los pacientes eran maltratados física y psicológicamente.
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El mensaje de una de las personas que estaban internadas en el lugar fue el inicio de la investigación que , tras un mes de trabajos de inteligencia, seguimiento e interceptación de comunicaciones, se obtuvo información sobre las conductas ilícitas que se estaban realizando en el lugar.
Los presuntos responsables de las agregaciones fueron capturados y ninguno estaba capacitado para ofrecer los servicios de tratamiento que necesitaban las personas, entre las que se encontraban menores de edad. Entre los capturados se encuentran un ingeniero civil y entrenadores físicos, pero ninguno con facultades médicas.
La Fiscalía les imputó ante un juez de control de garantías los delitos de: tortura agravada con fines de castigo y discriminación, secuestro simple agravado, amenazas y concierto para delinquir.
El mensaje que destapó los maltratos
La investigación de las autoridades encontró que las agresiones empezaban desde el ingreso a la IPS, ya que algunos pacientes eran dopados o amarrados para que no se resistieran a ser internados. Incluso las familias eran engañadas para que ingresaran en contra de su voluntad.
Sin saber cuánto tiempo llevaba siendo efectuado este maltratado, uno de los internos envío una carta a sus padres en la que les contó lo que estaba sucediendo y les suplicó que le ayudaran a salir de allí, ya que en las llamadas que tenían no podía decirles la verdad porque los encargados del recinto controlaban lo que debían decir.
“Madre espero que te llegue este mensaje. En estos momentos temo por mi seguridad. En los últimos días se ha vuelto un ring de peleas, en toda oportunidad vuelan puños y patadas. El otro día golpearon entre cinco personas a un muchacho y nadie hizo nada, los directivos lo permiten. En las llamadas no puedo decirles la verdad porque antes de la llamada nos dicen qué decirles a los padres, sino nos quitan las almohadas y todo tipo de comunicación”, dice parte del escrito clave para el inicio de la investigación.
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El paciente le repite a sus padres que “por favor vengan por mí lo más pronto posible”, que a pesar de “que no he sido el mejor de los hijos, en estos momentos difíciles son lo único que tengo en mi vida”. Reiterando los maltratados a los que era sometido y que escribir la carta representaba un peligro para su seguridad.
“Desde hace dos semanas un grupo de muchachos me agreden y me amenazan con que ve van a golpear. Ahora que la doctora no está se han vuelto cotidianas las amenazas. Me siento angustiado y miedo de no saber cuándo me hacen daño. Son varios los incidentes. El solo hecho de que escriba este mensaje es un riesgo para mí, por eso les pido no decirle a nadie”, escribió.
Torturas, hacinamiento y sin tratamiento a la adicción
Todo lo que sucedía puertas adentro de la IPS estaba totalmente alejado de lo que un lugar de ayudar a personas con adicciones y desordenes de comportamiento debe hacer. Según la Fiscalía, había un área que albergaba casi 40 personas a pesar de tener capacidad para 25 y carecía de accesos, espacios al aire libre y ventilación.
Además, el material recogido da muestras que las víctimas fueron torturadas por su condición sexual, estado físico, adicción a los estupefacientes y distintas alteraciones en el comportamiento. Incluso a las personas con sobrepeso se les amarraba en la hora de almuerzo o la cena y se les obligaba a ver a sus compañeros comer.
Para el ingreso de cada paciente habría un protocolo de maltrato: era desnudado, amarrado y bañado con mangueras y escobas, con el supuesto de que era la forma de limpiarle las impurezas.
Dentro de la IPS había una zona llamada "pasillo azul", lugar donde se efectuarían los maltratos y agresiones, motivadas por algún incumplimiento de una tarea previamente asignada. Y en este mismo lugar le restringían el acceso al baño, como otra forma de castigo.
A todo esto se suma que no había un tratamiento para su condición de salud, ya que les suministraba medicamento sin prescripción y no había un espacio adecuado para guardar los productos farmacéuticos. También se presentaron brotes de varicela y hubo picos de covid-19 que no fueron atendidos.
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Tras la captura de los implicados y las investigaciones, la Fiscalía logró rescatar a 35 personas que estaban internadas en el lugar, dos de ellas menores de edad, además se encontraron un taser de voltaje, dinero en efectivo, computadores, las grabaciones de 28 cámaras de seguridad, bolsas con medicamentos y manillas para inmovilización.