La carta en la que Karina Blanco escribió que sentía miedo, antes de su crimen
El macabro crimen de la menor ocurrió en una trocha que debía atravesar para tomar el bus que la acercaba al colegio donde estudiaba once grado.
Noticias RCN
08:47 p. m.
Ana Karina Blanco Durán, de 15 años, caminaba todos los días una trocha alrededor de 50 minutos para llegar al punto donde tomaba un bus que la acercaba al colegio San Francisco de Asís. Con sacrificio y esfuerzo, la jovencita luchaba por alcanzar sus metas de superación, esas que plasmó con su puño y letra el pasado 22 de enero cuando abrió su corazón y escribió sus anhelos y miedos.
Tal vez Ana Karina no imaginó que sus sueños iban a terminar de una forma tan cruel y violenta, pero sí había algo que la hacía sentir miedo, y lo dejó escrito en esa conmovedora carta que firmó como su proyecto de vida.
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A lo que le temía Karina Blanco
Los sueños de la joven fueron sesgados por un hombre que sin escrúpulos acabó con un prometedor futuro. Ana Karina estudiaba con el firme propósito de comprarle una casita a su mamá y mejorar las condiciones de vida de su familia.
Hay momentos en los que me asusta crecer, siento que no estoy preparada para enfrentar este mundo sola.
Claramente, Karina tenía miedo de la crueldad humana, y lastimosamente no estaba equivocada, pues eso a lo que tanto le temía terminó acabando con sus sueños.
No me siento capaz de enfrentar este mundo o tal vez sí esté preparada, eso se lo dejaremos al destino. Mi proyecto a largo plazo sería ser una gran psicóloga.
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El abominable hecho
De acuerdo con las versiones preliminares del crimen, se conoció que Carrillo tenía poco tiempo de haberse establecido en la zona como trabajador del campo. El hombre habría captado a Karina días antes, puesto que el lugar donde fue raptada hacía parte del recorrido que hacía a diario para llegar al colegio.
Según las autoridades, el hombre habría raptado a la menor, llevándola a una zona boscosa donde abusó sexualmente de ella y luego le propinó dos profundas y mortales heridas con arma blanca en el pecho y el mentón.
Tras haber logrado su objetivo, Carrillo lanzó el cuerpo de la jovencita al río Cáchira en la vereda Los Alpes, en la entrada hacia el corregimiento La Vega, en Norte de Santander.