El viaje de Luis, la historia de un amor inexplicable

El poder de la fe se pone a prueba en "El viaje de Luis", un colombiano que fue adoptado por una familia holandesa hace 27 años. Desde pequeño sintió la necesidad de encontrar su origen. Con un par de datos sobre su pasado inició la búsqueda en Colombia. 

Él siempre sintió el llamado de su sangre. Hace unos meses empezó a rehacer los pasos de su mamá antes de ese día en el que fueron separados. Su travesía está llena de frustraciones que nos hablan de lo que es capaz un hijo por un amor inexplicable. 

Luis Huisman es un holandés muy colombiano. Nació en un barrio humilde de Bogotá, pero cuando tenía un año de vida fue adoptado por Arie y Elma, una pareja extranjera que le dio un hogar cálido a unos 9 mil kilómetros de Colombia. 

Desde pequeño supo que sus raíces estaban en esta tierra pero las dudas nunca lo abandonaron. “Todos mis amigos en Holanda tienen un padre parecido, pero mis padres no son míos, es diferente físicamente. Me hacía muchas preguntas: ¿cuál es mi nariz? ¿De mi mamá o papá? Muchas preguntas”, relata. 

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Pero encontrar esa pieza desconocida de su historia se convirtió en un sueño inaplazable. Por eso decide embarcarse en una aventura que inicia en Bogotá, en el barrio Palermo Sur. 

La primera parada de su travesía

Aunque haya nacido en ese lugar, nada le es familiar. “Aquí es muy diferente de Holanda. En Holanda ves un bus cada hora, y aquí uno cada 7 minutos”, dice entre risas Luis, mientras recorre las vías bogotanas. Se sorprende en cada esquina, pero una sensación en el pecho le recuerda que este es su hogar. 

El barrio al sur de la ciudad es el único vínculo que Luis ha logrado conseguir en años. Husmeando en los datos de su adopción encontró dos posibles nombres de su mamá biológica: “Rosmery Vivas o Rosmira Vivas”, asegura. 

“Mucha gente dice que tengo la misma nariz, que físicamente tengo partes de mi mamá pero no tengo una guía, ni una foto”, sostiene este colombiano empeñado en su búsqueda. 

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Ligia, la mujer que lo cuidó de niño

Entre los pocos datos que ha encontrado, está la dirección de una mujer que podría conectarlo con el pasado que vino a buscar. Su nombre es Ligia Zambrano, una antigua vecina de su mamá. 

Según el relato de la mujer, cuidó de Luis cerca de dos meses mientras su mamá buscaba trabajo, pero ella no volvió y tuvo que tomar una decisión desesperada. 

“Mi situación no era la mejor y él estaba tan pequeñito, no tuve otra solución. Me acerqué al CAI de Palermo Sur y les comenté la situación. Les dije que quería entregarlo al Bienestar Familiar porque me preocupaba la salud de él”, contó Ligia. 

La mujer le asegura a Luis que no volvió a ver a su mamá, por lo que esta vez Ligia poco puede aportar a su causa. Las pistas son insuficientes y Luis vuelve al punto de inicio. 

Sin embargo, un dato alienta la búsqueda de este joven. Ligia le comenta de una peluquería en la carrera 10 con 17 propiedad del novio de su mamá. Sin dudarlo, Luis reinicia su aventura en otro mundo desconocido: el centro de Bogotá. 

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La segunda parada de su travesía:

Luis ha llegado al centro de la capital buscando una dirección concreta. Ligia, la antigua vecina de su mamá, asegura que “el novio de ella tenía una peluquería en un centro comercial de la décima con 17”. Ese es su destino.

Junto con Doris González, representante de la Fundación Los Hijos y el ángel que lo ha acompañado en esta travesía, indaga en varios lugares pero no consigue información que pueda aportar a su causa. 

Una de las mujeres que encuentra dice conocer a una persona llamada Rosmira, de Turbo, Antioquia, pero afirma que esta mujer no ha dado ningún hijo en adopción y que “ella no se parece a Luis” 

Su búsqueda nuevamente fracasa pero Ligia, abre una nueva esperanza. Le da un nombre que correspondería a una expareja de su mamá: Pedro Nel.

En busca de su padre biológico

Al recibir la información de Ligia, Luis establece contacto con Pedro Nel y deciden indagar por el pasado. Su primer encuentro se da para abrir el resultado de una prueba de paternidad. Allí podría estar una de las respuestas que persigue desde niño. 

La cita es en el laboratorio de genética de la Universidad Nacional. A Pedro Nel lo acompaña su esposa, una mujer que entiende la situación y ha logrado conmoverse con la búsqueda de Luis. 

Sin embargo, un nuevo fracaso golpea a este holandés. La prueba confirma que Pedro Nel no es su padre. “Pa’ lante, mi vida. Este resultado no influye para nada, sabes que siempre serás bienvenido a mi casa”, le dice entre abrazos Yasbleidy, la esposa de Pedro Nel. 

De nuevo, para Luis la verdad sobre su origen se desvanece en segundos. Pero cómo una constante que pone a prueba su fe, cuando está a punto de renunciar, Ligia le confirma que ha ubicado a una expareja de su mamá. El parecido físico es innegable, pero ¿qué dirá la sangre? 

¿Será este el padre de Luis? O ¿el destino nuevamente jugará en contra? 

Plinio, la nueva esperanza de Luis

Las similitudes físicas y coincidencias del pasado entre Luis y Plinio son innegables. El corazón les dice que son padre e hijo y Luis parece tener por fin parte de lo que vino a buscar. Aún así deciden que sea la ciencia quien les confirme lo que parece obvio. 

“Yo creo que es Plinio, cuando lo vi por primera vez, me dije es mi misma sonrisa, mis mismos ojos, las mismas manos, yo siento que es así”, dice Luis segundos antes de abrir una prueba de ADN. 

Sin embargo, el resultado es negativo. Luis se queda sin palabras y la desilusión es evidente.  “Me siento raro, porque cuando vine a hacerme la prueba con Plinio, hay una conexión, yo siento que es mi padre”, asegura el holandés. 

Pese a la noticia, Plinio sigue creyendo que Luis es su hijo, reitera que todos le decían que era muy parecido a él y hay un cariño que poco a poco nació entre los dos. 

En pocas semanas, revolviendo el pasado, Luis ha experimentado tres fracasos y cree que es momento de cerrar este capítulo. Pero cuando la renuncia a su causa es un hecho, se abre una última y remota posibilidad. 

Su historia emitida en Noticias RCN el pasado mes de enero se convirtió en un voz a voz humano que voló hasta Medellín, allí una mujer asegura ser Rosmira, la mamá de Luis. 

El primer encuentro, a través de una pantalla, es conmovedor.

“Toda mi vida yo me he preguntado dónde está mi mamá, de dónde son mis ojos, mi nariz, todo mi cuerpo. Yo nunca había llorado en mi vida, esta es la primera vez”, dice Luis entre lágrimas. 

La cita que ha esperado toda su vida se pactó en la Universidad de Antioquia. Allí, este holandés recibe el abrazo más anhelado de su posible mamá. “Tu eres hermosa”, son las primeras palabras de Luis a Rosmira. 

Por fin, tiene de frente a la mujer que podría disipar todas sus dudas. “Yo soñé con este momento, yo me lo imaginaba así, y me parece mentira, no sé cómo explicarlo. Yo le pedía mucho a Dios que me lo pusiera en mi camino, tenía ideas de cómo era, sus ojos no los olvidaba, yo igual perdí en un momento la esperanza, porque yo lo busqué pero no lo encontraron”, relata Rosmira. 

Pero de algo está seguro. La emoción y la razón no siempre transitan el mismo camino. Aunque la tiene al frente, esta vez no se quiere ilusionar. 

“Estoy muy feliz, pero para mi es un poquito complicado porque yo tengo una prueba con un hombre, Plinio, y pienso todos los días que es mi padre, pero después del resultado no es mi papá y ahora para mi es lo mismo”, asegura Luis Huisman. 

De nuevo le deja a la ciencia lo que desea con el alma, que esa mujer sea su mamá. Doris González, quien lo ha acompañado en toda esta travesía, señala que aunque se deduce que es su mamá biológica, deben esperar el resultado de la prueba. 

¿Qué dice el el resultado de la prueba de ADN? 

Pasaron 20 días, eternos como los 27 que la extrañó. Esta vez la cita es en la casa de Rosmira, donde lo reciben quienes podrían ser sus hermanos, una carta escrita a puño y letra de esa mujer que no duda haber encontrado a su hijo y un cartel que dice bienvenido a casa. 

Doris lee el resultado: “estamos aquí por una razón muy importante y es para poder tener los resultados de la prueba de ADN y cumplir el sueño de Luis. De acuerdo a los resultados, con Rosmira Vergara hay una probabilidad de maternidad del 99.99%, o sea que si son mamá e hijo”. 

Los abrazos y aplausos se viven con intensidad. “A pesar de que no tenía esperanza, porque no la tenía, Luis se perdió desde que tenía 10 días de nacido y yo perdí la esperanza de volverlo a encontrar y desde el video yo lo tenía en mi cabeza”, dice Rosmira mientras abraza a Luis. 

Una videollamada a Elmq, la mamá adoptiva de Luis confirma la felicidad de toda su familia. “Le pregunté a mi mamá porque yo quiero viajar a Colombia para encontrarnos con mi mamá biológica y ella dice que ahora, si!”, narra Luis emocionado. 

No siempre creer es fácil, pero el amor inexplicable de Luis por esa mamá que siempre aguardó en su corazón tantos años, le demuestra que lo imposible a veces sucede, solo hace falta creer con intensidad.