Augusto y su madre de 90 años duermen en el aeropuerto hace 5 meses porque no tienen a dónde ir
Madre e hijo pasan las noches en las sillas de El Dorado, luego de perderlo todo en un negocio fallido hace tres años.
Noticias RCN
08:06 p. m.
Entre las más de 50.000 personas que circulan todos los días por el aeropuerto internacional El Dorado se encuentran Augusto y su mamá, una mujer de 90 años que recuesta su cabeza en las manos mientras intenta descansar en las sillas de la terminal aérea más grande del país.
Ambos se confunden entre la convulsionada multitud desde hace cinco meses, cuando adoptaron el aeropuerto como lugar de descanso por no tener a donde más ir.
Augusto, de 70 años, y su madre de 90, duermen cada noche en las sillas de El Dorado por necesidad.
Según cuenta él, la incómoda posición en la que pasan la noche hace que se les inflamen las piernas, les duelan los músculos y la espalda por la mala circulación.
Miles de viajeros locales y extranjeros observan a diario a Augusto y su mamá, sin saber el doloroso drama que esconde su historia.
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El drama de madre e hijo que pasan las noches en El Dorado
“Hemos tenido muchos altibajos, hay momentos en que ella se desespera y me dice: ‘Sáqueme de esto, por favor’”, cuenta Augusto tratando de poner en palabras la angustia que le produce su situación.
Admite con vergüenza que han pasado días de hambruna y que, incluso, ha pensado en suicidarse; una idea que se disipa con la presencia de su mamá y la certeza de que lo necesita para sobrevivir.
Doña Beatriz cruza sus manos y recuesta su cabeza en ellas para intentar conciliar el sueño, luego de pasar toda la mañana junto a su hijo tratando de buscar comida y un lugar donde bañarse.
Cada día, entre las 5:30 de la tarde y las 7 de la noche, llegan al aeropuerto después de haber pasado el día en las calles de Bogotá pidiendo ayuda.
Un negocio fallido que les costó todo
Según cuenta Augusto, su situación se derivó de un negocio fallido con unos vehículos de carga, en el que perdió $600 millones hace tres años.
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Aunque el Distrito conoce su historia y han considerado los hogares de paso, asegura que allí se encontraron con un entorno difícil, atravesado por las dinámicas de la calle que son ajenas a ellos.
Un hogar geriátrico tampoco es opción, pues afirma que eso acabaría con la vida de su madre. Por eso, pide una oportunidad para trabajar. Asegura que tiene experiencia manejando empresas, en la vía jurídica y haciendo proyectos económicos.
Nadie quiere un viejo de 70 años, así tenga toda la vitalidad
Sin embargo, reconoce que su edad ha sido el mayor obstáculo para obtener un empleo; por eso, mientras llega la anhelada oportunidad, seguirán pasando sus noches en las sillas del aeropuerto El Dorado.
"Rogándole a Dios cada minuto, cada segundo que por favor me regale un techo": Beatriz
A sus 90 años, a la señora Beatriz Ballesteros la espalda no le da más, le pide ‘a gritos’ levantarse de la silla que por más de 100 noches ha sido su cama.
“A uno como que ya no le sale la respiración, así me he sentido. Esperando, rogándole a Dios cada minuto, cada segundo que por favor me regale un techo (…) le pido a Dios que podamos salir lo más pronto posible porque no voy a pasar una Navidad aquí sentada”.
Vivían en arriendo en el barrio Cedritos, en el norte de Bogotá, pero tras varios meses sin pagar, se quedaron en la calle. “El primer día fue tenaz porque yo no puedo negar que me siento culpable de que mi madre esté sufriendo el que yo haya cometido a mi edad una estupidez”, asegura Augusto.
Y es que en la terminal aérea a diario están rodeados de miles de viajeros, sin embargo, se sienten en una inmensa soledad. “Yo soy hijo único, gozo de ese mal privilegio, y yo lo único que tengo es mi madre. Mi padre murió joven, a los 42 años”.
A tres días de Navidad anhelan tener un techo donde poder pasar las noches con tranquilidad.