Venezuela, Argentina y Nicaragua: ¿Cuál es el mensaje del Gobierno frente a las nuevas relaciones?

“Colombia es ausente”. Fueron las palabras que resonaron en el recinto en el que se llevó a cabo la sesión extraordinaria de la OEA, que buscaba condenar la violación de derechos humanos en Nicaragua. A la cita con la Organización de los Estados Americanos, que se llevó a cabo el pasado 12 de agosto en Washington, no llegó ningún representante del gobierno de Petro. La explicación inicial que dio la administración fue que, en el momento de la reunión, el embajador designado ante la OEA aún no estaba posesionado, un argumento que muchos refutaron pues existía también la posibilidad de enviar un delegado alterno.

Luego de la polémica generada y los comentarios de distintos sectores sobre el tema, las especulaciones sobre el motivo de la ausencia continuaron. Noticias Caracol conoció en días pasados que la Misión Permanente de la OEA había informado al Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia con anticipación sobre la convocatoria a la sesión extraordinaria. Además, reveló que el canciller Álvaro Leyva avaló la decisión de no presentarse a la votación justificando “delicados aspectos de política exterior que tienen carácter confidencial”.

Dicho esto, el accionar del Gobierno ha sido fuertemente cuestionado y hubo incluso quienes interpretaron la ausencia como una legitimación a la violación de derechos humanos en Nicaragua. Lo importante del asunto es que no es una decisión aislada. Según expertos, desde que Gustavo Petro se posesionó como presidente ha dejado clara su intención de restablecer relaciones diplomáticas que habían sido puestas "en remojo" por la administración pasada.

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Dicha intención inició con Venezuela y el restablecimiento de relaciones consulares y comerciales, que fueron justificadas por la situación de los colombianos en la frontera y los problemas migratorios del país; siguió con Cuba, al impulsar la normalización de los vínculos con La Habana por “motivos de paz”, que se habían visto truncados por la negativa del país de extraditar a cabecillas del Comando Central del ELN, acusados por el acto terrorista de enero del 2019, en la Escuela de Cadetes.

Se expresó también en la carta que firmó el presidente Petro como símbolo de apoyo a Cristina Kirchner, vicepresidenta de Argentina que tiene varias investigaciones por corrupción, y terminó, hasta ahora, con la no asistencia a la votación sobre una resolución de la OEA que buscaba condenar a Daniel Ortega, señalado entre otras cosas de: perseguir periodistas e integrantes de la iglesia católica y encarcelar a los representantes de la oposición.

¿Cuál es mensaje que está mandando Petro a la región con dichos acercamientos? 

Ante las decisiones tomadas por el Gobierno Nacional surge el interrogante frente a cuál es mensaje que está mandando a la región la administración de Petro. Sobre esto, NoticiasRCN.com consultó al analista político y profesor de la Universidad Externado, Carlos Arias, quien afirmó que, en este tipo de escenarios, toda acción o inacción comunica.

“Tanto las declaraciones de la Cancillería como la falta de pronunciamientos o la carencia de fortaleza al rechazar violaciones a libertades en pueblos como el venezolano, nicaragüense y argentino, desconocen que el pueblo colombiano ha sufrido también violaciones de derechos humanos y por ello ha firmado cartas de acuerdos internacionales”, explicó Arias.

En su opinión el accionar del Gobierno desconoce que los derechos no son de derecha ni de izquierda, “son un precepto humano y social que hay que respetar” y la violación a estos debe ser rechazada, independientemente de si los gobiernos tienen similitudes ideológicas. Petro "no puede hacerse el de la vista gorda porque eso va en contravía de un presidente que representa a un pueblo, no a una ideología”, aseveró.

En su opinión, aunque restablecer relaciones con otras presidencias es necesario para lograr acuerdos de comercio bilateral y para estrechar los vínculos, incluso en medio de las diferencias entre democracias, no significa que se puedan pasar por alto los atentados contra derechos humanos que existen en otros países.

¿Un juego político?

Pero las acciones de Gustavo Petro pueden entenderse más allá de simples errores diplomáticos. Sobre la decisión de Nicaragua hay dos misivas: la primera, según el analista político Jairo libreros, es enviar un mensaje pragmático que demuestre la intención de que la política exterior de Colombia se está centrando en objetivos que le permitan ganar liderazgo regional en la izquierda, para convertirse en el gran vocero de esta corriente democrática en América Latina. Esto explicaría sus decisiones no solo con Nicaragua, sino con el gobierno de Argentina y Venezuela. 

El segundo podría estar relacionado a un juego político por el que apuesta Gustavo Petro en su intención de minimizar los daños ocasionados por el Fallo de la Haya sobre el caso Nicaragua-Colombia y los límites establecidos frente a las zonas de explotación económica del Caribe. Lo que estaría buscando el Gobierno es abonar el terreno para llegar a un acuerdo con Daniel Ortega, en el que el territorio nacional no pierda más. Esto teniendo en cuenta que el país está a pocos meses de recibir un nuevo fallo al respecto. En una balanza la decisión podría verse como si el mandatario estuviera “privilegiando su política exterior, por encima de la democracia de la región”, afirmó Libreros.

Por otra parte, las recientes declaraciones de Petro y las afirmaciones en documentos que apoyan a figuras como Kitcher, pueden verse como una confirmación al giro que la izquierda está dando tanto en el Gobierno colombiano, como en el hemisferio. De acuerdo con Arias, el error no es que Petro exprese su afinidad y cercanía ideológica a otros gobiernos, el problema es que como “representante de un pueblo está comprometido con los derechos humanos, el respeto y garantía de las libertades civiles y políticas de cualquier ciudadano del mundo”, por ende, no rechazar su incumplimiento es cuestionable.

Por último, el analista hizo una reflexión frente a los políticos que hoy se encuentran en el Congreso y que en oportunidades anteriores se levantaron para señalar violaciones que se cometían en Colombia, como el asesinato de defensores de derechos o el presunto abuso de poder por parte de Fuerzas Armadas. Según Arias, estas mismas personas “hoy se quedan calladas”. “Los defensores de Petro se tapan los ojos para evitar decir lo que está mal y eso no le hace ningún tipo de favor a la democracia”, concluyó. 

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