La profecía que resultó cierta para el PGN 2024
“Dejemos de mentirle al país con promesas de inversiones que no van a suceder”.
09:54 a. m.
Se los advertí en los debates de las comisiones económicas conjuntas, cuando discutíamos el Presupuesto General de la Nación para el 2024 y no hicieron caso. Comenzamos el año descubriendo que tenemos un presupuesto fallido por cuenta de la mala planeación del Gobierno Nacional.
De acuerdo al Plan financiero del Gobierno para el 2024 presentado el día de ayer, estamos a punto de romper la regla fiscal por cuenta de 10 billones de pesos provenientes del arbitramento de litigios. Todo este problema comienza cuando denuncié que faltaban al menos 15 billones pesos para financiar el presupuesto de este año pues el gobierno nacional se inventó una figura que se denomina arbitramentos de litigios y por los cuáles esperaba recoger esos recursos.
Estos litigios dependen de una ley que permita acelerar y hacer expedito su proceso, pero apenas se encuentra en primer debate en la comisión primera de la cámara de representantes.
Recordemos que estos ingresos, que son ocasionales, nos los quieren hacer pasar como permanentes y no pueden ser contabilizados como estructurales porque no suceden con periodicidad. Claramente esto puso la financiación del PGN 2024 en riesgo, pero se hicieron los oídos sordos.
Sin esta financiación lo más sano era recortar junto con el Congreso los gastos, priorizando la inversión y reduciendo los de funcionamiento. Hoy el gobierno está teniendo que pagar una cuarta parte de los ingresos tributarios en intereses de la deuda en el 2024, y el gasto sin intereses y sin FEPC crecerá a 100 billones de pesos entre el 2022 y el 2024; esto cuando los ingresos tributarios permanentes obtenidos de la reforma tributaria fueron tan solo de 20 billones. Adicionalmente, durante el 2023 no se constituyó ningún ingreso adicional o nuevo que sustentara la senda de gasto creciente del país. Con este ritmo fiscal se prevé un déficit de 74 billones de pesos para el 2024.
Resultó que yo tenía razón y los datos del plan financiero de este año confirmaron mis alertas. El gasto primario aumento significativamente a un déficit del -5.3% cuando en los últimos tres años venía decreciendo, situación que se repitió con la deuda que alcanzó el 57% PIB. La no deducción de las regalías que declaró inexequible la Corte desfinanció el PGN en 6 billones de pesos y la meta de recaudo de DIAN se quedó corta en otros 11 billones de pesos. Se calcula entonces un faltante de 32 billones de pesos para esta vigencia.
Entendiendo que las condiciones de la economía cambian, el plan financiero recortó gastos en 20 billones y bajó la expectativa de ingresos sobre el arbitramento de litigios de 15 billones a 10 billones de pesos. Miren, no engañemos a los colombianos, esos recursos de arbitramento no existen, si no pudieron recaudar 15 billones, tampoco se van a recoger los 10 billones. La carta del Consejo de Estado advierte que es un proyecto de ley delicado, que vulnera el artículo 229 de la Constitución y no puede ser tramitado con urgencia. Esto le puede tomar dos años en convertirse en ley.
Esto va a obligar al Ministerio de Hacienda a anunciar en unos meses otro recorte en los gastos del 2024 equivalente a esos ingresos de arbitramento de litigios que no van a conseguir, pues de no hacerlo, el déficit de gasto primario aumentará a -5.9%.
Sin esta fuente, le recuerdo al Gobierno Nacional y a la opinión pública que se va a incumplir la regla fiscal este año, trayendo consigo malas calificaciones y reducción del nivel de la confianza inversionista en nuestro país.
El problema con esto no son los recortes, el problema es que se les advirtió y no hicieron caso. Me pregunto, ¿qué gastos de inversión tendrán que recortar?, ¿no hubiera sido mejor haberlo discutido desde el inicio en el Congreso, con todos los representantes de los territorios y los partidos políticos? Ahora anuncian recortes sin que se haya tenido un profundo debate con actores que son relevantes para el país como los congresistas.
Dejemos de mentirle al país con promesas de inversiones que no van a suceder. Enfrentemos con cabeza en alto que estamos a ras con los ingresos y los gastos fiscales y no utilicemos artimañas contables como la sub-ejecución del presupuesto o los mismos recortes mediante planes financieros anuales para sustentar las fallas de planeación del gasto del Estado.
Esto se pudo haber solucionado con antelación, pero nos gana el ego político de relucir con falsas esperanzas ante los ciudadanos. La ciudadanía no come entero y esto va a pasar factura política al gobierno de turno.