Un amor sin límites: la historia de las madres que luchan día a día por romper esquemas
En Noticias RCN resaltamos la labor de esas mujeres que luchan a diario con amor y dedicación para sacar adelante a sus hijos.
Noticias RCN
08:02 p. m.
Yulixzy es colombo-venezolana, volvió al país en el 2016, tiene 33 años y tiene un restaurante en su casa, en el barrio Olaya, en Cartagena.
Desde el calor de su cocina, Yulixzy cuenta historias y prepara platos llenos de amor a pesar de haber sufrido un accidente laboral que la dejó con discapacidades y que le ha impedido conseguir un trabajo formal.
Yulixzy es lo que uno diría, una berraca, emprendedora, que salió adelante pese al accidente que le cambió la vida hace casi tres años, y que la dejó atada a usar muletas y usar pañal todos los días.
“Hoy sales a trabajar, después de ser independiente quedas postrada en una cama, te tienen que bañar, vestir. Son unos choques emocionales que es fácil imaginarlo, decirlo, pero nunca lo que se vive”, asegura.
El dolor que sintió fue tan grande que incluso llegó a pensar que no quería vivir más. Decidió quitarse la vida porque pensó que era la solución, y cuando su madre y su hijo se fueron a dormir, cuenta que se enrolló una sábana alrededor del cuello para asfixiarse.
Pero el amor de su madre y sobre todo el de su hijo Sebastián, de 9 años, la hicieron reaccionar, por lo que ahora cocina a diario para vender almuerzos en su cuadra y lleva mensajes de aliento a aquellas mujeres que necesitan un empujón emocional.
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Mamás tras las rejas
Este Día de la Madre también celebramos a aquellas mujeres que por diferentes motivos están hoy en prisión, pero que desde su encierro se preocupan por el bienestar de sus hijos.
Las manos de una madre son esas que están para dar cariño y calor de hogar. Sin embargo, algunas hoy pasan su tiempo hilando el camino hacia la libertad y el reencuentro con sus hijos.
Son 143 reclusas en El Buen Pastor, en Barranquilla, muchas de ellas madres que en medio de la necesidad de crear para sus hijos un futuro tan brillante como las mostacillas que bordan, cometieron errores que las sacaron del molde.
Margarita Cantillo es una de esas mujeres que asegura haber cometido errores por hambre y necesidad.
Cuando se ama desde el encierro, el amor es aún más intenso. Porque debe traspasar paredes, distancia, dificultades para poderlo sentir. Y es por ese amor que trabajan para levantar el sustento de sus hijos.
A pesar de la fortaleza y de las incontables oraciones, hay momentos donde se quiebra el alma, pero tienen la convicción de que cada puntada es un aprendizaje que las acerca a esa madre que quieren ser para sus hijos en libertad.
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Entre el mando y la dulzura
Erika Hernández Valderrama es una policía que encuentra en su hija de 3 años el impulso diario para salir a servir a la sociedad, sin olvidar que tiene en casa la mayor motivación de su vida.
Ella es madre cabeza de hogar y su pequeña hija es su impulso diario, la razón de sus esfuerzos, sus risas, la demostración de su amor.
Pero hay otra cosa. Un linfangioma quístico con el que nació la pequeña ha tejido un lazo más en esta unión entre madre e hija. Sin embargo, para sostener el hogar alguien debe trabajar, por eso Erika deja en manos de la abuela a la niña, mientras sale a cumplir con su misión.
Erika hace parte del grupo de carabineros y guías caninos de la Policía Metropolitana de Cali, y asegura que para desempeñar este trabajo debe ser estricta y enfrentar esos temores de quizás no regresar a casa.
Para esta mujer uniformada, ambas labores: ser madre y policía, son parte primordial de su existencia.
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Una madre que decidió estar sola
Laura es una mujer que decidió que la maternidad la quería vivir sola y recurrió a la inseminación artificial para cumplir su sueño más grande y al que le está dedicando su vida entera.
Es paisa, poeta, escritora y decidió que para ser mamá no era necesario ser esposa o tener una pareja a su lado. Su mayor miedo era que su hijo Maxi fuera juzgado, pero descubrió que cada vez la sociedad está más abierta a aceptar y entender las diferentes formas de maternidad.
Para ella no hay una sola forma de ser mamá, cuenta que quería ser mamá y por eso buscó a un donante para tener a su hijo mediante inseminación artificial, un proceso que duró un año y que le dio el mejor regalo del mundo.
Aunque al principio su familia y amigos se sorprendieron de esta decisión, durante el embarazo sintió el apoyo y resguardo de su núcleo para proteger a Maxi. Desde antes de que naciera, le escribió un poemario y hoy piensa que su mayor reto es lograr ser todo a la vez para su hijo.