Yoko emprende su viaje a Brasil: así fueron los 40 años del último gran simio en Colombia
Este 23 de marzo, Yoko se despidió del Parque Ukumarí de Pereira, donde pasó varios años de su vida y llegará hasta un santuario especializado en Brasil.
Noticias RCN
01:36 p. m.
En julio de 2023, hubo indignación en Colombia luego de que se conociera que dos chimpancés que se escaparon de sus jaulas en el Parque Ukumarí de Pereira, fueron sacrificados a través de disparos de francotiradores, pues las autoridades indicaban que representaban peligro para las personas cercanas.
Fallecieron Chita y Pancho, y en ese momento dejaron solo a Yoko. En el zoológico querían juntar a todos los animales de esta especie en Colombia, cuando pasó el fatídico caso, pues son especies que viven en familia. Yoko quedó como el último gran simio en el país, por lo que la mejor decisión fue enviarlo al santuario Sorocaba en Brasil, donde tendrá las mejores condiciones para su vida.
Así fueron los 40 años de la vida de Yoko en Colombia
Este chimpancé cayó desde muy pequeño en las redes de los narcos en Colombia, quienes lo tenían como un trofeo y lo enseñaron a comportarse como un humano. Vivía en un apartamento con todos los lujos y se la pasaba viendo televisión, montando en moto y fumando.
Posteriormente, tras esa vida exótica, tuvo un trágico cambio y terminó en un circo, donde constantemente era víctima de maltrato. Así estuvo un tiempo hasta que las autoridades lograron recuperarlo en la frontera con Venezuela, llevándolo a un hogar de fauna en Cali y posteriormente a Ukumarí.
En este bioparque pasó los últimos 7 años de su vida, de los cuales estuvo cerca de 2 en soledad, tras la muerte de sus compañeros. Durante este tiempo, las autoridades trabajaron para poder enviarlo a Brasil.
¿Por qué llevarse a Yoko a Brasil?
Yoko partirá rumbo al santuario Sorocaba del Proyecto Gran Simio en Sao Paulo, Brasil, para compartir con 50 chimpancés más que, como él, fueron víctimas de tráfico de animales, de explotación en circos o de otras circunstancias crueles e injustas que los condenaron al cautiverio.
"Esto es muy importante. Yo creo que socialmente para Colombia implica reconocer que hay animales que merecen una protección especial en virtud de su cercanía genética con los humanos", indicó la senadora Andrea Padilla, quien estuvo cercana a este traslado.