Colombia 2023: la novela
La novela 2023 comienza, y como ya es costumbre, con la exploración petrolera como primer reglón de importancia en la discusión económica.
06:00 a. m.
Al mejor estilo de una novela, pero no de aquellas predecibles donde todo resulta al final perfecto para los protagonistas, sino al mejor estilo Shakespereano en donde generalmente la tragedia es el desenlace natural, Colombia comienza un año 2023 escribiendo sus primeras líneas y, por supuesto, el drama no se hace esperar. Ideología, intriga, suspicacia y mentiras en el Ministerio de Minas y Energía, el segundo más importante para las finanzas públicas, turbulencia en Ecopetrol, la empresa más grande del país, promesas de control de precios y trenes voladores de mandatarios embriagados de poder, incertidumbre inherente a las reformas de pensión, salud y trabajo, todo esto a la sombra de una fuerte desaceleración económica local para este 2023. Cualquier novelista estaría dichoso.
La novela 2023 comienza nuevamente y, como ya es costumbre, con la exploración petrolera como primer reglón de importancia en la discusión económica. En Davos, a comentarios de la Ministra de Minas y Energía parecemos ignorar nuevamente que el sector minero energético es una de las principales fuentes de crecimiento económico para nuestra economía, gústenos o no. No se trata de preferencias o de ideología: es pragmatismo puro; es la economía que hemos construido en los últimos 50 años y cambiar la estructura de la misma no es un giro que pueda darse en cuatro años o menos por supuesto.
Hace un par de días el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF) manifestó su preocupación – y no es para menos- por la altura en la discusión en materia fiscal que rodea al tema petrolero en Colombia.
Los datos, que aunque sobre la mesa, pasan desapercibidos para los legisladores más ideologizados, solo para recordar, el sector hidrocarburos representa anualmente entre el 30% y 40% de la inversión extranjera directa (IED), mismo porcentaje que pesa el sector en las exportaciones totales, lo que por obvias razones lo convierte en la principal fuente de divisas hacia nuestro país y en un rubro vital para la estabilidad de la balanza de pagos. También parece ignorarse desde algunas butacas del Gobierno Nacional Central (GNC) que cerca del 20% de los ingresos fiscales de la nación dependen del sector y que en la actualidad no existe, ni en el corto ni mediano plazo, un elemento de diversificación de ingresos que pueda reemplazarlo.
Respecto a la inversión extranjera, tan satanizada actualmente, esta no se limita a temas de exploración y explotación, sino además a otros rubros como la petroquímica e incluso la infraestructura, lo que por sentido común nos indica la cadena de externalidades positivas que esto genera en las economías regionales tanto por pagos directos de regalías como por la generación de empleo indirecto y comercio. Esto en cifras se traduce en alrededor de 100.000 empleos directos y cuando menos el pago de 7.1 Billones en regalías a las regiones petroleras.
Un segundo componente del drama viene de parte de Ecopetrol y la expectativa que genera al mercado la llegada de un nuevo presidente a la empresa más importante del país. No debería sorprendernos un nombramiento político más que técnico en el cargo, pues la sensatez y el rigor técnico brillan por su ausencia en muchos de los cargos del gobierno actual, ahí es donde algunos recordamos la trágica historia de PDVSA y como inicio su espiral destructiva.
No podemos pasar por alto en nuestra novela las declaraciones del presidente sobre el control de precios a los servicios públicos lo que, si bien a oídos del común suena bien para algunas regiones del país, no es el camino adecuado para los ajustes tarifarios, pues un precio por decreto ignora completamente la estructura de costos propia de la generación y transmisión; más allá de esto, consideremos lo que implicar la intervención vía decreto en otros mercados distorsionando los mecanismos propios de ajuste entre la oferta y demanda que dan pie a los incentivos para mantener la oferta de productos.
Finalmente, vale la pena recordar que tan solo han avanzado 28 días del año y apenas comienza a elevarse el telón de lo que será el 2023 en materia política y, por supuesto, económica. En medio de una fuerte desaceleración que vivirá nuestro país se avecina el debate pensional, álgido para la confianza inversionista y sus efectos en la financiación pública de largo plazo del déficit actual y en este sentido me valgo de recordarle al lector que la deuda pública, indiferente de su denominación, la pagamos usted y yo directamente a través de impuestos e inflación, pero más importante aún, la pagamos con nuestros sueños, por ejemplo, el sueño de vivienda propia para miles de colombianos de clase media que puede retrasarse o incluso truncarse si la desconfianza azota nuevamente nuestras tasas de interés de largo plazo haciendo imposible un crédito hipotecario.
Como es costumbre dejo una interesante línea de uno de mis libros favoritos “Camino a la servidumbre” de Friederich August von Hayek que recorre mis pensamientos constantemente:
El principio de "el fin justifica los medios" se considera en la ética individualista como la negación de toda moral social. En la ética colectivista se convierte necesariamente en la norma suprema; no hay, literalmente, nada que el colectivista consecuente no tenga que estar dispuesto a hacer si sirve "al bien del conjunto", porque "el bien del conjunto" es el único criterio, para él, de lo que debe hacerse sin importar la transgresión del principio moral
Economista
@inverxia_co