Las cuchas con capucha
Te dicen que es por las madres, pero llegan encapuchados a hacer los grafitis. Pintan calaveras de rojo y negro, los mismos colores que hoy se ven en las vías paralizadas del Chocó.
06:15 p. m.
Te dicen que es por las madres, pero llegan encapuchados a hacer los grafitis. Pintan calaveras de rojo y negro, los mismos colores que hoy se ven en las vías paralizadas del Chocó y otras regiones, ahora en muros, calles, comercios, universidades e incluso en jardines infantiles.
Te dicen que el petrismo nada tiene que ver, pero queda claro que sí es su precampaña para 2026, cuando el mismo Petro ataca desde su Twitter a los alcaldes que se oponen a ver las paredes de sus ciudades llenas de calaveras. Al mismo tiempo, el pacto histórico-comunes replica este ataque contra los ciudadanos que salen a borrarlas.
Hoy te dicen que la palabra "cucha" es un homenaje a la lengua chibcha, pero en 2021 te decían que le escondieras la cédula a la "cucha" que advertía que intentar con el socialismo en Colombia era enviar al país al abismo.
Sin embargo, los grafitis de las calaveras, al lado o incluso dentro de las universidades, cumplen su función. Se ve a jóvenes pintando con camisetas de Lenin, aunque esta sea una burla hacia las 94 millones de víctimas que dejó el comunismo. A ellos les seguirán diciendo, mientras haya litros de pintura roja, negra y algo de amarillo, que el sombrero de Pizarro, la sotana de Torres o la capucha de la primera línea son símbolos nacionales, de tal manera que pase desapercibido el dolor que ocasionaron a Colombia.
Así, más fácilmente podrán olvidar que el 11 de octubre de 2024, con la Plaza de Bolívar llena de víctimas, con muchas "cuchas", Petro nunca llegó, mientras corría a intercambiar sombreros con Mancuso. La burla y sus prioridades pasarán desapercibidas.
A las mujeres adolescentes, varias de ellas encapuchadas, con piedras y fuego, les insistirán que el camino es seguir con los grafitis, porque el feminismo esta vez no conviene para defender a Marelbys, la humilde mujer trabajadora de casa, "cucha", torturada por cuenta de las maletas del defensor del grafiti y la canciller del "cambio".
A los jóvenes deportistas con talento también les envían un mensaje claro: seguir grafiteando. Recortaron el 60% del presupuesto al deporte, se atravesaron a los Juegos Panamericanos, o a los 95 millonarios contratos del Ministerio del Deporte en 2022 con la Urrutia, tal como lo afirma la acusación de la Fiscalía General de la Nación y la Procuraduría.
Si a mucho les llegan algunos balones por cuenta de las gobernaciones o alcaldías, es porque el gobierno nacional promete agua potable y lo que llega son bicicletas con tarros al lado, como en La Guajira, mientras cobraban impuestos por los servicios públicos al país. Nadie responderá por eso, pero hay litros de pintura para grafitis, y para el millón de pesos mensuales solo clasifican aquellos que tengan antecedentes en delincuencia, una vida con capucha.
Los 200 mil jóvenes que no pudieron ingresar a la universidad en 2025-1, debido al desastre que ocasionó el gobierno en el Icetex, no tendrán educación, pero sí galones de rojo, negro y amarillo, por las "cuchas". La escasez de medicamentos es peor que la pandemia, como lo afirma la Asociación Colombiana de Neumología, y está cobrando la vida de muchas madres, pero la respuesta es solo pintura para grafitis.
Aquella "cucha" del joven víctima del cable en el Portal Américas, nunca la escucharon. La primera línea terminó premiada con el viceministerio de la juventud, al lado de Francia Márquez, en la ejecución del presupuesto de la nación.
Ángela Soler, la madre de David Fernández, le reclamó por su hijo a Petro, Bolívar, Francia, y Pizarro, pidiendo que la ayudaran a regresarlo. Posteriormente, recibió la noticia de que fue reclutado y asesinado por alias Mordisco, otro elector de la campaña encapuchada. Sin duda estaría aquí si hubiera escuchado a su "cucha", que tenía razón.
Borran murales que hacían referencia a la naturaleza y al folclor, como ocurrió a la entrada de Ibagué, para imponer las calaveras que, impulsadas, se abren paso.
Escribo esta columna preocupad porque mi generación se está quedando encapuchada y atrás de lo que hoy exige el mundo, el mayor dolor para una madre. Sin competir en la creación de software, inteligencia artificial, matemáticas, lenguaje o pensamiento creativo, como lo demuestran los resultados de las pruebas PISA 2024, que dejaron al país en el último puesto dentro de los miembros de la OCDE. El mayor riesgo es que se les vaya la vida a muchos detrás de una macabra estrategia con capucha. Por lo pronto, seguiremos borrando estos grafitis de odio y con la frente en alto.
@josiasfiesco