El arte de ir a un concierto o a un festival
La verdad detrás de ir a un concierto o a un festival. Hablemos de lo bonito y no tan bonito de esta experiencia que va mucho más allá de la música.
09:30 a. m.
La experiencia de ir a un concierto puede ser de las mejores situaciones que puede vivir un ser humano. Escuchar la música en vivo es otro nivel de adrenalina, cada instrumento es mágico y transmite, incluso más, que la letra de la canción.
Los festivales son un espacio para disfrutar la versatilidad musical, en una misma tarima pueden haber de 2 a 4 géneros musicales.
Esto resulta ser una excelente estrategia para aquellos que quieren escuchar más de un género musical. Lo anterior debido a que es cierto que hay personas que son una 'rockola' y sueñan con poder ver a sus artistas favoritos en una misma tarima, aunque no se parezcan los unos con los otros.
Y es que si es cierto que cuando estamos conociendo a alguien y preguntamos "¿Qué música escuchas?" o "¿Qué música te gusta?" hay muchos que responden que "De todo un poco". Esta respuesta puede ser una red flag para algunos mientras que para otros podría significar su versatilidad musical lo cual es una green flag para ciertas personas.
Si bien no existe una respuesta correcta o incorrecta, es cierto que el ser humano disfruta o escucha más de dos géneros musicales; razón por la cual poder ver a más de 4 artistas diferentes en una sola tarima puede ser el sueño hecho realidad de una persona 'rockola' o incluso, para una persona que no lo es.
Lo que nadie dice sobre los festivales
La experiencia de ir a un festival es algo que todos deberían vivir alguna vez, especialmente cuando disfruten de la música que habrá, lo cual en realidad es sencillo ya que siempre hay opciones para todos los gustos y edades.
En Bogotá, se considera que el Festival Estéreo Picnic es juvenil y tiene un enfoque más internacional debido a que sus principales artistas siempre vienen de otros países, allí sobresale la música en inglés. Por otro lado, la apuesta del Festival Cordillera es 100% latina, la música y géneros musicales son del continente suramericano por lo cual las canciones son en español.
Gracias a estos espacios podemos disfrutar de artistas que nunca pensamos ver en vivo, incluso, bandas o cantantes que nos mostraban nuestros padres de pequeños y que jamás imaginaríamos que años más tarde estaríamos escuchando en vivo.
Esto podría ser algo de lo que poco se habla en los festivales, cómo se conoció al artista al que esperas horas de pie frente al escenario. Muchas veces una pregunta tan simple puede desencadenar una historia increíble, o pregúntense ¿cómo conocieron al último cantante o banda que escucharon en vivo?
La mayoría de las respuestas siempre conducirán a un tercero, es decir, probablemente tendrá que ver con que alguien más le enseñó o mostró esta música, alguien más solía escucharla y terminó gustándonos, era la canción que compartían con alguien pero esa persona ya no está.
Incluso, si podemos ver más allá descubriremos que la magia de la música no solo está en las personas a las que nos conecta sino en la posibilidad de viajar en el tiempo a través de ella, la prueba de esto es que podemos escuchar tan solo el inicio de una canción e inmediatamente transportarnos a un momento de nuestras vidas.
Lo que hay detrás de las canciones que cantamos
Aunque sin duda, la experiencia de escuchar música en vivo es alucinante, no es algo que todo el mundo esté dispuesto a hacer.
Para quienes no les guste estar en grandes multitudes puede terminar siendo un rato desagradable y que definitivamente, no van a disfrutar.
La señal se va debido a la aglomeración de gente y la comunicación resulta ser muy complicada, si es que se requiere llamar o enviar un mensaje.
Las filas para poder ingresar, para salir e incluso para comprar algo si es que se trata de un festival, bien sea comida, bebida o artículo de merch puede resultar siendo toda una odisea ya que probablemente tendrá que permanecer en la fila más de media hora.
Los puestos rara vez se respetan y siempre pueden haber confusiones que resultarán siendo incómodas; si está de pie también lidiará con los empujones y apretones de la multitud.
Ni hablar de la peor pesadilla, las personas altas, justo quienes somos bajitos nos hacemos detrás de una persona alta siempre y nos toca dar pequeños saltos durante todo el concierto para poder grabar y poder ver bien.
Y aunque todo esto parezca una lista de razones para no ir a un concierto o un festival, en realidad, es parte de la experiencia. Los contras, para mi, terminan dejándose a un lado ya que nada cambia escuchar a tu banda o artista favorito en vivo, nada cambia el haber escuchado esa canción que mamá te ponía cuando eras pequeña, nada cambia escuchar la letra de esa canción que te recuerda a alguien que ya no está pero que revive cada vez que suena esa música.
Nada cambia el escuchar en vivo esa canción que tanto te acompañó cuando estabas pasando por un momento difícil, por la tusa más dolorosa de tu vida, la que te dedicó tu novio o esposo cuando apenas se estaban enamorando, la que bailabas en las fiestas familiares con tus primos, la que ponían tus abuelos cuando aún se usaban los CD's o los cassettes. La música termina siendo mucho más que solo música...
@_ValentinaRom_