“Lista la comida”: el aviso de los sicarios que asesinaron a Marcelo Pecci
Pecci se había casado el pasado 30 de abril con Claudia Aguilera y para celebrar su luna de miel, decidieron viajar a la isla Barú en Cartagena.
Noticias RCN
08:19 p. m.
Marcelo Daniel Pecci Albertini era un reconocido fiscal antidrogas en Paraguay.
El funcionario se había casado el pasado 30 de abril con Claudia Aguilera y para celebrar su luna de miel, decidieron viajar a la isla Barú en Cartagena.
Inicialmente la pareja recorrió la heroica ciudad amurallada y en sus redes sociales, compartieron fotos de su visita a la capital turística.
“Estaban tranquilos, relajados, muy sonrientes y él le decía mi amor. Era una pareja muy compatible, una pareja feliz sin preocupaciones y angustias”, señaló Enilsa Cáceres, palenquera que compartió con el fiscal y su esposa.
De acuerdo con su esposa, Claudia Aguilera, uno de los puntos en donde estuvo con su esposo por última vez fue frente la catedral Santa Catalina de Alejandría para tomarse una fotografía. Según información, por la misma calle habrían pasado sus asaltantes.
Por otro lado, fuentes cercanas a la investigación, aseguraron a Noticias RCN que los videos de las cámaras de seguridad e incluso los que se encontraron en el teléfono de la periodista, son determinantes en las pesquisas, debido a que en varios de ellos coinciden al menos tres personas que hoy están bajo el rotulo de sospechosas.
En un recorrido por la zona de la playa Noticias RCN logró conseguir el testimonio del operario del jet ski que fue alquilado por 240.000 pesos para 30 minutos de uso, sin saber que este sería utilizado para el crimen.
“No tenemos nada que ver con lo ocurrido, nosotros alquilamos un aparato sin saber qué iban a hacer con él”, dijo en un principio el propietario del vehículo acuático.
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Pecci se encontraba en una moto acuática cuando sujetos le dispararon desde otra lancha en varias ocasiones. El fiscal recibió tres impactos de bala que le causaron la muerte inmediata.
Testigos del crimen
Un turista en Playa Blanca fue testigo del momento en el que los sicarios abordaron el jet ski rumbo a la playa del hotel, según el testigo, la palabra clave fue: “está lista la comida”.
“Cuando ya los tipos recibieron una llamada de que “ya está lista la comida”, hablaban ahí como en clave. Ellos se montaron en la moto y se fueron y ahí fue donde hicieron la vaina, dispararon y se devolvieron para acá. Ellos venían relajados, entregaron la moto antes de tiempo y, es más, le regalaron 20 mil pesos más a los muchachos que habían alquilado la moto”, afirmó el turista testigo del asesinato.
Entretanto, una trabajadora del lugar relató lo sucedido. “Luego el señor se paró a caminar en la playa, pero el de buso negro y las gafas fue directo a él y le disparó. Luego comenzaron a gritar para que lo agarraran, pero todo fue muy rápido”.
Todos estos detalles dan cuenta de que este homicidio no se trató de un simple acuerdo con asesinos a sueldo, sino de una compleja operación criminal.
Dos libaneses, dos colombianos, un brasilero y hasta un pastor cristiano están en la larga lista del rompecabezas que intentan armar las autoridades colombianas y paraguayas.