Gobierno suspendió diálogos con el ELN ante la expansión terrorista: ¿la paz está en peligro?
Las conversaciones con el ELN se congelan tras meses de escalada violenta. El Gobierno exige una “señal inequívoca” de paz mientras la guerrilla consolida su expansión territorial y financiera.
El pasado martes, el Alto Comisionado para la Paz anunció la suspensión indefinida de los diálogos con el ELN, el último grupo guerrillero activo en Colombia.
Este anuncio llega en un momento crítico para el país, que ha presenciado un recrudecimiento de la violencia en varias regiones, como el departamento del Chocó y zonas estratégicas del norte.
A pesar de que el presidente de la República había insinuado que el proceso de paz no estaba cerrado definitivamente, ahora el Gobierno exige una clara y firme señal de voluntad por parte del ELN para reanudar las conversaciones.
Cabe recordar que este grupo ha sido protagonista de numerosos ataques contra infraestructuras vitales, como oleoductos, y operaciones militares en los últimos meses, llevando al ejecutivo a replantear su enfoque frente al grupo insurgente, cuya expansión territorial ha puesto en jaque a varias regiones del país.
Gobierno suspendió diálogos con el ELN ante la expansión terrorista
El anuncio del comisionado de paz dejó en claro que el diálogo con el ELN no se retomará hasta que haya una "señal inequívoca" de voluntad de paz por parte del grupo insurgente.
Esta declaración, sin embargo, ha generado controversia, ya que el término "señal inequívoca" ha sido motivo de debate y preocupación en diversos sectores políticos y sociales.
¿Qué significa realmente una señal inequívoca? Para muchos, este tipo de gestos por parte de los grupos armados ha sido interpretado como una maniobra temporal para reducir la presión militar y ganar tiempo para reorganizarse.
Julio Iglesias, uno de los panelistas en La Mesa Ancha, expresó su escepticismo respecto al anuncio:
El proceso de paz con el ELN ya estaba suspendido desde hace varios meses. Decir que ahora se suspende, en realidad, no añade nada nuevo.
Además, advirtió que esta situación es una repetición de viejos patrones. Según su análisis, el ELN suele aprovechar estos tiempos de diálogo para expandir su control territorial y victimizar a comunidades.
Es preocupante que se espere que el grupo criminal haga un gesto, como liberar secuestrados, para volver a la mesa. Esos actos, que a veces parecen humanitarios, son meramente estratégicos.
Por su parte, Juana Afanador, también panelista, ofreció una perspectiva más optimista sobre las acciones recientes del Gobierno. Afirmó que el ministro de Defensa ha sido claro en su determinación de enfrentar militarmente al ELN, si las condiciones lo exigen:
Ayer escuché al ministro muy claro y firme en los medios, diciendo que el enfrentamiento militar es la única opción en este momento.
A pesar de esta declaración, destacó que las experiencias pasadas, como el conflicto con las FARC bajo la política de seguridad democrática, no han logrado derrotar por completo a las guerrillas.
Hemos intentado todo, pero ninguno de los caminos, ni el violento ni el pacífico, ha puesto fin al conflicto en Colombia
Este punto también lo destacó el exrepresentante a la Cámara, José Daniel López, quien argumentó que el ELN no ha mostrado, ni en el pasado ni en el presente, una verdadera intención de negociar la paz.
El antecedente del actual proceso de paz es el que inició el presidente Juan Manuel Santos. Sin embargo, ese proceso terminó abruptamente cuando el ELN perpetró el atentado contra la escuela de cadetes en enero de 2019, dejando 23 personas muertas.
Para él, la guerrilla siempre ha visto las negociaciones como una oportunidad para reposicionarse y fortalecer su control sobre territorios estratégicos, no como una vía para lograr un acuerdo genuino de paz.
En este sentido, López hizo una advertencia clara:
Los acuerdos de paz con las guerrillas solo se logran cuando el Estado tiene la correlación de fuerzas a su favor y obliga al grupo a negociar con voluntad genuina. Mientras tanto, lo que tenemos es un ELN que sigue jugando con el gobierno y con los colombianos.
¿Está en peligro la paz en Colombia?
Aunque el Gobierno ha logrado avances significativos en otros frentes, como el control de los cultivos de coca y la lucha contra el narcotráfico, el conflicto con las guerrillas sigue siendo una herida abierta en la sociedad colombiana.
Otro punto crítico en este debate es la complejidad del conflicto armado actual. Aunque el ELN sigue siendo uno de los actores principales, nuevas estructuras criminales, como el Clan del Golfo, han crecido, complicando aún más la situación.
Si bien el ELN ha realizado ataques muy visibles, el crecimiento del Clan del Golfo ha sido exponencial en los últimos años.
El clima de incertidumbre y las dificultades para encontrar una solución definitiva han dejado al país en una encrucijada. ¿Es el camino militar la única opción? ¿O queda aún margen para una solución negociada?
La historia reciente sugiere que ninguna de las dos alternativas ha funcionado completamente. No obstante, el actual gobierno se enfrenta a la difícil tarea de definir una estrategia que permita avanzar hacia una paz sostenible, sin ceder a la presión de las guerrillas ni abandonar la búsqueda de la justicia para las víctimas del conflicto.
Ahora, con el ELN fortaleciendo su presencia en áreas rurales, la expectativa de paz se desvanece cada vez más. Mientras tanto, el Gobierno sigue insistiendo en la necesidad de una "señal inequívoca" que, para muchos, sigue siendo una incógnita en medio de un escenario cada vez más complejo y violento.