Negocios están 'en jaque' en Bogotá por las medidas del Gobierno y sitios clandestinos
Noticias RCN recorrió las calles de las distintas localidades para evidenciar la realidad de un negocio que está en 'cuidados intensivos'.
Noticias RCN
11:10 a. m.
Las dos caras de la moneda: el negocio de la rumba en la capital del país actualmente se disputa entre la clandestinidad de algunos lugares que evaden las normas de bioseguridad y control de las autoridades en el marco de la emergencia covid, y la crisis y desolación de los pocos establecimientos que desde la formalidad luchan por sobrevivir a la hecatombe de la pandemia.
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Noticias RCN recorrió algunos de los tradicionales sectores de rumba de la ciudad de Bogotá para constatar la movida alrededor del negocio, evidenciando como, en localidades como Kennedy, se hace tangible el adagio de 'hecha la ley, hecha la trampa'.
Se constató que allí 'la fiesta no tiene horario', y que establecimientos se esconden tras las fachadas de bodegas y discotecas que, a puerta cerrada y sin letreros esconden que siguen ofreciendo sus servicios en medio de ambientes donde, pese a estar latente el peligro del contagio, las medidas de seguridad son parte de una realidad al parecer desconocida.
En las calles, las concentraciones de personas, y los llamados “tarjeteros” o jaladores dan cuenta de una realidad de las que muchas veces las autoridades no logran percatarse o quizá prefieren no hacerlo.
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En el centro de la ciudad esta realidad también está presente, y la rumba se extiende en algunos casos después de la hora establecida y a puerta cerrada.
El norte de la ciudad no está exento a esta realidad, de la que, según expertos, también se presta para estafas, pues en medio de la clandestinidad, algunos ciudadanos locales y extranjeros también resultan expuestos a éstas.
Precisamente, esa realidad marcada por la clandestinidad y el caso omiso de las normas de sanidad contrasta con el esfuerzo de quienes han querido hacer las cosas bien, y han invertido en transformar sus establecimientos para, ligados a las normas de bioseguridad, continuar abriendo sus puertas al público.
Sin embargo, la mantenida crisis y emergencia sanitaria hacen que la falta de clientes también hubiese terminado por sentenciar a muchos negocios a desaparecer, mientras que los que aún se mantienen abiertos alzan la voz de ayuda al Gobierno Nacional para que no los deje sucumbir.
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En el sector de la llamada Zona T, en el norte de Bogotá, señalan que para sobrevivir se han visto obligados incluso a reducir sus nóminas en hasta 60 %, lamentando que la venta del licor se hubiese contraído en hasta 80 %, y advirtiendo que es difícil mantenerse abiertos solo ofreciendo el servicio de gastronómico.
“Es lamentable que por una situación se juzgue a toda una ciudad y a un trabajo que se venía haciendo bien con Asobares”, sentencia uno de los comerciantes de la tradicional zona.
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Según la Cámara de Comercio de Bogotá, durante la pandemia han cerrado cerca del 18 % de los gastrobares que existían en la ciudad, y muchos más se podrían ver impactados con las recientes medidas anunciadas por la administración de Claudia López, con las que a su vez se verían afectados más de 2.000 establecimientos.
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