Veo al país muy descuadernado: Humberto de la Calle en entrevista con Noticias RCN
El congresista y exnegociador de paz habló con Noticias RCN sobre el país, las negociaciones con los grupos armados y el rol de la oposición.
Noticias RCN
07:35 p. m.
Humberto de la Calle es, sin duda, uno de los políticos más importantes del país. Abogado, profesor y escritor, de la Calle ha ostentado importantes cargos en el alto Gobierno, en la Registraduría y la Corte Suprema de Justicia.
Fue representante del Gobierno ante la Asamblea Nacional Constituyente, fue vicepresidente de Ernesto Samper, ministro del Interior, embajador ante la OEA y jefe del equipo negociador del Gobierno Santos durante los diálogos con las Farc en La Habana.
El actual senador de la República, conocido por ser un hombre moderado y de paz, habló con Noticias RCN sobre el Gobierno del presidente Gustavo Petro, el rol del Congreso, las posibilidades de negociar con grupos armados y una parte dolorosa de su vida personal: la pérdida de su esposa, Rosalba.
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José Manuel Acevedo: ¿Cómo está viendo usted hoy a Colombia?
Humberto de la Calle: Muy desordenado, muy descuadernado, como alguna vez dijo tal vez Carlos Lleras. No porque los problemas sean nuevos o que hayan aparecido en este Gobierno, aquí hay cosas con una dinámica, pero dinámica que se ha agravado. Por ejemplo, el tema de orden público, de descontrol territorial, me parece que hay unos síntomas ya muy peligrosos.
La economía va bien, pero se está frenando. Sobre todo, el clima político es muy complejo porque el presidente tiene un lenguaje muy voluble y no solo el presidente, el Gobierno. Él mismo llama al acuerdo nacional y no han pasado dos días cuando está diciendo que somos esbirros de la oligarquía, descendientes de los esclavistas y uno no ve allí realmente en qué consiste ese espíritu que pueda llevar al acuerdo nacional.
J.M.A.: Alguien diría, ¿qué más esperaban de Petro si siempre fue así?
H.d.C.: Sí, pero no tanto. Toma decisiones de un momento a otro, improvisa cosas. Yo no voté por él, me parece que nos pusieron en Colombia en una disyuntiva muy difícil frente a dos candidatos que me llevaron a mí personalmente a votar en blanco; pero pensaba en un Petro como una especie de gobernante nórdico, de una socialdemocracia a la manera sueca o Noruega y eso no se dio.
Además, en la medida en que pasa el tiempo cada vez veo una mayor radicalización, por ahora en el lenguaje, porque ha habido muchas imperfecciones de carácter administrativo, pero uno tampoco puede decir que haya violado la Constitución, no me parece que eso haya ocurrido, pero el presagio es muy malo porque realmente hay siempre una amenaza, una incapacidad de proponer soluciones sin buscar un enemigo. Siempre está detrás de algún tipo de ataque a las personas, a las instituciones. El clima es muy malo.
J.M.A.: ¿Cree que el Congreso se va a mantener en un espíritu de relativa independencia como hasta ahora?
H.d.C.: Es una pregunta muy difícil. Me parece que de aquí al 29 de octubre probablemente va a seguir ese cierto enfriamiento de los trámites de los proyectos del Gobierno que están realmente atascados, pero las relaciones están, no digo que rotas, pero sí frías.
J.M.A.: Usted tiene una voz moderada, pero ¿hay espacio para esas voces moderadas en un ambiente tan radicalizado?
H.d.C.: Esas voces están un poco perdidas, a lo cual habrá que agregar también, claro está, que en la pasada campaña hubo demasiados errores de quienes estábamos en esa tercera vía.
J.M.A.: Para usted, ¿quién es el líder de la oposición?
H.d.C.: Creo que es Cambio Radical, Germán Vargas. En el Congreso, David Luna.
No estoy diciendo que me parezca que la solución para Colombia es Germán Vargas, entre otras cosas, porque en el pasado confrontamos en el 2018, pero creo que están logrando acumular elementos: el de oposición, pero también con una razonabilidad importante.
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J.M.A.: ¿Quién le gusta como alcalde de Bogotá?
H.d.C.: Francamente, me parece que Carlos Fernando Galán se ha preparado, ha estado en las campañas, es un tipo decente. Hay un personaje a quien he aprendido a admirar desde el año 2018 donde confrontamos y luego en esta alianza de las pasadas elecciones, que es el doctor Jorge Enrique Robledo.
Le agrego un tercero que es Oviedo, me parece un fenómeno interesante. Me parece que tiene unos elementos que lo han hecho llamativo o alternativo, eso pega en Bogotá, pero generalmente al final tiende a declinar, un poco lo que ha pasado con Mockus. Una cosa es contestar una encuesta y otra ir a votar, pero ahí está y está compitiendo bien.
J.M.A.: ¿Le preocupa la paz total de Petro?
H.d.C.: Desde una perspectiva pro-paz vería que se dividen los caminos. Lo del ELN desde el punto de vista de la decisión de un Estado de hablar con unos guerrilleros, yo creo que es legítima.
Ahora, lo de las bandas criminales sí tiene problemas. Ahí también dividido en dos etapas: los señores que firmaron el acuerdo y lo traicionaron, yo creo que no pueden ser objeto de negociación.
No estoy calificándolos de narcos o no, sino de traición. El que firmó y se fue después a las armas, incluso legalmente, no es viable una negociación en mi opinión.
Me parece un desatino haber aceptado que esos señores se llaman el Estado Mayor Central de las Farc, ese es un tiro en el pie. Es muy desalentador. Digan lo que digan de lo que se hizo con las Farc mundialmente, por lo menos, quedó claro que esa sigla, esa organización, desapareció y que hoy hay un partido político.
J.M.A.: ¿Quizá en el fondo nunca se desaparecieron?
H.d.C.: Claro, alguien puede pensar eso. Incluso yo lo predije desde La Habana: es usual en este tipo de conversaciones que haya escisiones, disidencias.
J.M.A.: La gente dirá que ahora todo lo que le parecía bueno en su momento le parece muy malo cuando Petro está intentando hacer lo mismo ¿Qué responde?
H.d.C.: Es completamente distinto y por eso ya dije, lo que Petro está haciendo con el ELN lo aplaudo, lo apoyo hay una juridicidad clara, un camino, claro. Vamos a ver en qué resulta la negociación y uno ahí podrá decir, estoy de acuerdo o no, pero ahí yo no tengo dudas.
Lo que estoy señalando es que estas bandas criminales tienen además un problema muy serio para el tratamiento de sometimiento, que es lo que dice el Gobierno; y es que no hay una legalidad.
El Gobierno presentó la ley en la legislatura pasada y la abandonó, y hoy no hay ley ni siquiera en discusión, a eso se le acabó la gasolina.
J.M.A.: ¿No será que sentarse a dialogar con criminales, con narcotraficantes, no paga, no es un buen camino para un país?
H.d.C.: Creo sinceramente que unos gobiernos que tras 60 años no han podido doblegar militarmente a una organización ilegal, delincuencial, porque nunca se puede poner en duda que se trata de delincuentes; ante el asedio permanente a las instituciones y la violación frente a la población civil.
Lo que ha ocurrido en Colombia, algunos dicen que era una guerra civil, no, es una guerra contra la población civil. Entonces, frente a eso, yo creo que moralmente un Gobierno sí tiene el deber de examinar qué pasos puede dar por la vía de la negociación política para eliminar esa fuente de perturbación de los derechos de la gente.
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J.M.A.: ¿Cómo le ha salido la decisión de volver al Congreso?
H.d.C.: El Congreso es un ambiente difícil, por lo menos para mi modo de ser. Uno, ese incumplimiento de las agendas es una cosa dramática, porque los citan a uno a las 2:00 de la tarde y a las 5:00 no ha empezado la sesión y uno a las 7:00 de la noche ya quiere irse para su casa, pero si sale entonces van a decir que es que se está volando.
Luego, hay una cosa muy sorprendente y es esa bulla permanente, sobre todo en las plenarias. Los pobres oradores se desgañitan ahí bregando a que les presten atención y la gente echa chistes, mira el teléfono, se voltean, le dan la espalda al orador.
Es como un mercado persa, sin ofender a los persas.
J.M.A.: ¿Nos va a sorprender con otra novela?
H.d.C.: Estoy dándole ya una nueva novela. Me han dicho los expertos, porque lo que yo soy es un artesano, que nunca cuente en qué consiste la novela en la que esté trabajando, pero son unos temas relacionados con unas muertes extrañas, estrafalarias.
J.M.A.: ¿Por qué cree que no fue presidente de Colombia?
H.d.C.: Porque la gente es más inteligente que uno. Yo llegué a creer que podría ser presidente y a la gente no le pareció.
J.M.A.: ¿Qué es lo que más le hace falta de Rosalba?
H.d.C.: Es que ella era esposa, pero también compañera y cómplice. En las campañas y en las decisiones políticas siempre me apoyó, me acompañó.
Sobre la ida a La Habana yo le dije a Santos inmediatamente que sí. Dije: esto es tan grande que hay que decir que sí, y cuando venía por la Circunvalar dije: ¿ahora que irá a decir mi señora de que yo me voy a ir para La Habana?, y no. Llegué y ella y los hijos estuvieron emocionados y de cierta manera reconocidos.
Fue un largo matrimonio en medio del diálogo, con una familia estupenda. Esa compañía que a veces se refleja simplemente en tener una persona a la que uno le cuenta hasta banalidades.
Muchas veces la relación es viva y dialogante y no necesariamente sobre la metafísica y todo eso hace falta sin duda.