Análisis: James Rodríguez, una carrera que cayó como castillo de naipes

Se ha vuelto una común ocurrencia anunciar que James Rodríguez cambia de equipo. En los últimos cuatro años, el colombiano ha militado en cuatro equipos distintos, saliendo del Real Madrid, Everton, Al-Rayyan, y ahora el Olympiacos de Grecia. Lejano queda el recuerdo de aquel joven jugador que maravilló al mundo en el Mundial de Brasil 2014, pues hoy James es una sombra de lo que fue.

Según informan desde Grecia, su salida del Olympiacos se dio después de que acontecieran una serie de eventos desafortunados en un transcurso de pocos días: 

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• El pasado 9 de abril, James fue titular en el clásico de su equipo contra el Panathinaikos. Al ir perdiendo 2-0 en el primer tiempo, el técnico José Anigo lo sustituyó en el descanso.
• James no habría tomado esta situación de buena forma, y no tuvo una buena reacción.
• El entrenador le dijo que tenía que dar ejemplo: "Tú eres James Rodríguez. Tienes que dar ejemplo con tu imagen en el campo, pero también con tu comportamiento. Quiero que salgas al campo y pidas disculpas a tus compañeros", fue lo que le dijo el técnico a James.
• El jugador no acató esta orden, e indican que se fue al vestuario, tomó sus cosas y se fue. Además, al otro día, James no se presentó a entrenamiento con el equipo.

Después de que esta situación ocurriera, tanto el club como el jugador confirmaron a través de sus redes sociales que su vínculo había terminado.

La caída en picada de la carrera de James Rodríguez

Haciendo un breve recuento de la carrera deportiva de James Rodríguez, es un jugador quien en muy poco tiempo llegó a donde millones de jugadores sueñan con llegar y nunca lo alcanzan. De Envigado pasó a Banfield de Argentina, donde obtuvo el único título de liga del club en su historia. Dio el salto a Europa con el Porto, donde fue campeón de liga, copa y Europa League. Pasó al Mónaco donde estuvo un año, y finalizando esa temporada, fue la gran figura del Mundial 2014 con Colombia, lo que terminó llevándolo a Real Madrid.

Hasta este punto, James había tenido una carrera de ensueño, siendo además importante para el Real Madrid de Carlo Ancelotti en su primera temporada. Sin embargo, la salida del italiano del club español cambió todo para James. 

Rafa Benítez llegó al club, y de arranque se supo que no tenía la mejor relación con el colombiano. Sin embargo, este duró poco en el equipo, y su reemplazo fue Zinedine Zidane, uno de los ídolos futbolísticos de James. A pesar de esto, contó muy poco para el francés, y esto culminó con su salida al Bayern Munich de Alemania.

Un breve resurgir

La llegada de James Rodríguez al equipo alemán significó una luz de esperanza para su carrera, pues en 2017 se reunió en el club bávaro con Carlo Ancelotti. Parecía que todo iba a ser como en Madrid cuando el italiano fue despedido, pero su reemplazo, Jupp Heynckes, tuvo muy en cuenta al colombiano, y fue una de las grandes figuras del equipo.

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Sin embargo, su dicha no duró demasiado, pues para 2018, el técnico Niko Kovac dejó de contar con él. Acá aparece nuevamente una diferencia de James con un entrenador, cosa que ya se había dado en Real Madrid. Regresó al club español en 2019, donde a duras penas fue tenido en cuenta, y después se va al Everton, traído como pedido expreso de Ancelotti.

Tres equipos en tres años

La historia volvió a repetirse cuando el italiano salió del Everton y su reemplazo fue Rafa Benítez, quien de entrada le dijo a James que no contaría con él, y el jugador terminó su vínculo con el equipo dos años antes de lo que decía su contrato. De allí pasó al Al-Rayyan de Catar, donde también duró menos de un año.

Salió de Catar para recalar en Grecia, donde estaba teniendo una aceptable temporada, y ahora finaliza su vínculo de forma temprana nuevamente. Cuando esta situación pasa de forma tan recurrente, se acaban los argumentos para aquellos que defienden al futbolista, evidenciando que el problema es de él y de nadie más.

A James siempre se le agradecerá y recordará por lo que consiguió con la Selección Colombia en Brasil 2014, y todas las veces que se puso la camiseta amarilla dejó la piel en la cancha, pero del recuerdo no se puede vivir. Sorprende que un jugador que fue el joven maravilla, y que llegó a la cima del fútbol, en menos de diez años esté sin equipo, y con problemas reiterativos con sus clubes (esto sin hablar de todas las afectaciones por lesiones que ha tenido). Pareciera que la carrera de James, tan rápido como creció, así de rápido se cayó, como un castillo de naipes, que bien hecho es una construcción admirable, pero al quitar una sola carta, se desploma.