La guerra en el Catatumbo
Dolorosamente seguimos sumando cifras de desplazados y asesinatos. Cada día la crisis humanitaria en el Catatumbo se agrava aún más.
05:01 p. m.
La crisis humanitaria que vemos hoy en la región de los 11 municipios que componen el Catatumbo tiene cuatro variables de análisis que nos permiten entender la situación.
Primero. En esta zona se construye el segundo corredor de salida de cocaína más grande que tiene Colombia, conocido como el "Arco del Caribe". La cocaína que sale del norte del país pasa hacia Venezuela y, desde allí, por vía aérea, se transporta hacia Centroamérica, México y Estados Unidos. Debido a la importancia de esta ruta, más de 10 grupos armados se disputan el control de los cultivos, los laboratorios y el corredor de movilidad.
Segundo. Los grupos armados ya no se limitan únicamente al negocio de la cocaína, sino que han diversificado sus fuentes de financiamiento en lo que se conoce como un "portafolio de economías ilegales". Esto significa que, además del narcotráfico, obtienen ingresos de la minería ilegal, el tráfico ilegal de combustible, los peajes en las trochas, el contrabando, el secuestro y la extorsión. Estos negocios ilegales les permiten tener músculo financiero para sostener sus ejércitos sin depender exclusivamente del narcotráfico.
Tercero. Colombia vive hoy lo que se denomina un conflicto de alta fragmentación. Ya no existe un solo grupo armado con una estructura de mando centralizada, como en su momento lo fueron las Farc o los paramilitares. En su lugar, hay una descentralización de grupos armados atomizados que se disputan los corredores de movilidad y los portafolios de economías ilegales. Esta fragmentación ha avanzado rápidamente y ha generado la proliferación de grupos sin conexión entre sí, carentes de cualquier discurso político. En este contexto, el conflicto ha pasado de ser una lucha ideológica de izquierdas contra derechas armadas a un conflicto de alta fragmentación con una motivación meramente económica.
Cuarto. La presencia del Estado en estos territorios ha sido históricamente nula. No hay infraestructura importante ni oportunidades económicas legales atractivas, y la constante en la región ha sido la corrupción y el abandono estatal. Como respuesta a este vacío de poder, los grupos ilegales han asumido el control territorial y armado, convirtiéndose en la única "ley", una ley impuesta con violencia.
La suma de todos estos factores ha generado una crisis humanitaria dónde las comunidades más pobres y abandonadas se han convertido en las principales víctimas. Mientras tanto, muchos partidos políticos ven esta situación como una oportunidad para atacar al gobierno y obtener réditos electorales, sin que desde el gobierno se perciba una estrategia clara para solucionar el problema. En este juego de ataques entre el oficialismo y la oposición, la realidad es que más de 36,000 personas, familias enteras, han sido desplazadas y hoy están a la deriva, sin un futuro claro.
El Catatumbo no se deterioró en los últimos dos años; ha sido una tierra marcada por la violencia durante décadas, por el abandono estatal y por la indiferencia de la clase política tradicional, que solo lo usa como bandera política sin hacer nada realmente para defender los derechos humanos de sus habitantes. Dolorosamente, hoy seguimos sumando cifras de desplazados y asesinatos. Cada día la crisis humanitaria en el Catatumbo se agrava aún más.