Estuve en la instalación del nuevo Congreso: esto fue lo que viví
A pocos les interesó lo que decían los demás. Ambiente tenso, gritos y un panorama colmado de incertidumbre. El reflejo del país. El desorden que fue.
Sebastián Arenas
04:31 p. m.
Desde la carrera quinta hasta la octava y desde la calle séptima hasta la 12 se encontraban con el paso restringido por la instalación del Congreso. La lluvia se ausentó. El desorden, por el contrario, apareció. Llegar a la calle octava con carrera sexta, donde ingresa la prensa, los congresistas, sus esquemas de seguridad y sus invitados, fue una odisea comparable con la que experimentó Iván Duque Márquez en su último discurso como presidente en el recinto legislativo.
Afuera, calma en la Plaza de Bolívar. Adentro, incontables palabras se cruzaban entre un sinnúmero de personas que aguardaban por realizar entrevistas, por conseguir algún contacto o por ingresar a hacer parte de las sesiones iniciales del periodo 2022-2026. De a poco fueron apareciendo las caras más conocidas. Y con actitudes contrastantes. Distintas. Unos, enojados. Otros, sonrientes. Algunos, nostálgicos.
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Iván Cepeda, un poco tosco y serio, esbozó alguna sonrisa cuando NoticiasRCN.com le preguntó sobre su infancia y sus gustos personales, alejándolo de los temas “pesados” del día. Las mejillas de María Fernanda Carrascal se humedecieron con las lágrimas, producto del recuerdo de su padre, quien falleció hace poco. Susana Boreal, muy sonriente, aclaraba constantemente que su apellido es Gómez.
Llegaron los que serán oposición. María Fernanda Cabal se mostró molesta porque no cree en “el cambio”, pero también hizo bromas antes de ingresar a ver el discurso de Duque. Ese que fue interrumpido por los abucheos que aparecieron desde la bancada de oposición cuando se refirió a los líderes sociales y los denominados “falsos positivos”. Le gritaron “mentiroso”. Miguel Polo Polo lanzó: “Ya empezó el circo”.
Después de observar las pancartas que sacaron los congresistas de izquierda con imágenes de líderes sociales asesinados, Duque pudo terminar el balance de su mandato y no salió del Capitolio por donde estaba previsto. No pasó por un sector del pasillo de honor de la Guardia Presidencial. Tomó un atajó e ingresó a una Casa de Nariño que mantuvo sus luces encendidas y su puerta abierta hasta entrada la noche.
El reflejo del país continuó. El Salón Elíptico fue un cúmulo de desatenciones. Mientras adelante hablaban, la mayoría conversaba entre ellos. Algunos comían, otros miraban Instagram en sus teléfonos móviles, unos más carcajeaban y pocos estaban enfocados en lo que sucedía. En que tiempo después se levantó la sesión de la Cámara de Representantes y se aplazó la elección de la mesa directiva para este jueves, 21 de julio.
Allí, muchos llevaron a sus amigos y sus parejas sentimentales. Hubo personas de todos los orígenes y características. Quien llevó a su mascota para apoyar la defensa de los animales, el hombre que llamó la atención porque se fue en tacones mostrando que iba a luchar por los derechos de las personas LGTBIQ+, el que llevó su emprendimiento de cerveza de marihuana. La alcaldesa de Bogotá que acompañó a su esposa Angélica Lozano. Los indígenas con sus vestidos autóctonos, los que fueron elegantes y los que llevaron una vestimenta más informal. Diferentes representaciones de Colombia en un mismo lugar.
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La extensa votación en el salón del Senado
Los senadores se trasladaron al recinto destinado para ellos y allí los voceros de cada partido o movimiento, luego de dar un pequeño discurso, postularon a sus favoritos para la mesa directiva. Eligieron a los escrutadores y comenzó el llamado a lista para que depositaran sus papeletas en cada una de las cinco urnas, para definir al presidente del Senado, primer vicepresidente, segundo vicepresidente, secretario general y subsecretario.
Al final, Roy Barreras fue elegido presidente del Senado; Miguel Ángel Pinto, primer vicepresidente; Honorio Henríquez, segundo vicepresidente; Gregorio Eljach, secretario general, y Saúl Cruz, subsecretario. Mientras los elegían, cuando eran las 8:00 de la noche, les repartían una comida que algunos rechazaron. Salían, entraban, continuaban las charlas que comenzaron en el Salón Elíptico, volvían a ver Instagram. Desorden.
Arriba, en el balcón de prensa, dos mujeres encargadas de la limpieza del recinto se imaginaban la mañana del jueves. “Van a dejar eso echo un chiquero y mañana nos toca limpiar. Con tanta educación que tienen, muchos no saben comportarse”, expresó una de ellas. La otra dijo una frase alentadora: “Igual, esa es la vida. Vamos a salir adelante”. Lo hizo simultáneamente a la muestra de cariño de Humberto de la Calle a Roy Barreras. Le mostró la papeleta con su rostro, ratificándole que votaría por él para la presidencia del Senado. Luego se abrazaron en la curul del excandidato presidencial.
Se escuchaban voces desde todos los ángulos. Al igual que en el Salón Elíptico, el del Senado fue un escenario de gritos, risas, chistes, enojos, caminatas, trinos y falta de atención al que tiene la palabra. A algunos se les notaba el deseo de irse descansar. Miraban el reloj más veces de las que respondían mensajes por WhatsApp, y el eco de la transmisión oficial del Canal Institucional agregaba un ruido más.
La oscuridad ya era plena. Las luces de color amarillo, azul y rojo iluminaban las afueras de la Casa de Nariño y algunos familiares de los congresistas seguían esperando a su ser querido. Los escoltas compartían café y el exterior del Congreso mostraba la otra realidad. Habitantes de calle pedían monedas y comida, mientras adentro esta sobraba, en medio de un ambiente en el que a pocos les interesó lo que decían los demás.
Por: Sebastián Arenas / @SebasArenas10