Universidades, el objetivo de grupos radicales violentos para adoctrinar y reclutar estudiantes
En Noticias RCN investigamos lo que pasa con ciertos grupos radicales violentos. Algunos hacen presencia en universidades buscando adoctrinar y generar caos.
Noticias RCN
08:15 p. m.
En el marco de los constantes hechos de orden público en medio de las manifestaciones, las autoridades han identificado 41 grupos radicales violentos que utilizan algunas universidades públicas para adoctrinar y reclutar estudiantes de primeros semestres con el fin de llevar a cabo planes de desestabilización y caos.
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Y es que, usualmente, los enfrentamientos entre la Policía y los encapuchados son afuera de las instituciones educativas, lo cual genera una gran preocupación en las autoridades y diferentes sectores.
Justamente, uno de los episodios más alarmantes ocurrió hace unas semanas cuando encapuchados intentaron retener al rector de la Universidad Industrial de Santander tras una ceremonia de grados. Aunque estos hechos no son nuevos, lo que preocupa a las entidades es el aumento de casos como estos y el nivel de violencia en las jornadas de protestas.
Según expertos, lo que ocurre en las calles o algunos campus universitarios no es producto de una coincidencia o algo esporádico, pues la violencia obedece a un plan detallado, cuyo propósito es generar caos y crisis de gobernabilidad.
A pesar de las capuchas, los vándalos no se esconden, pues utilizan las redes sociales para justificar su violencia. Así lo refleja un encapuchado que hace parte de un movimiento que ellos mismos denominan Juventudes del Movimiento 19 de abril o JM-19; uno de los 41 grupos radicales violentos que las autoridades han detectado en el país.
“Si llegamos a las universidades y construimos algo grande, podemos llegar a las calles y extenderlo a la sociedad, ese es el objetivo”, dice un integrante del JM-19.
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De los barrios a las universidades
Estos movimientos pasaron de los barrios a las universidades y buscan enquistarse en las aulas para ganar adeptos. De hecho, muchos de estos grupos están alineados y hasta entrenados por las Farc o ELN y, año tras año, han logrado reclutar a los más jóvenes.
“Los campos universitarios son sitios de estudio, son pocos los delincuentes que utilizan los campus para generar estos actos delincuenciales”, dijo el director de la Policía, el general Jorge Luis Vargas.
Por ejemplo, en Guarne, Antioquia, las autoridades identificaron escondido en la montaña un campamento de un grupo revolucionario en donde realizaban actividades de entrenamiento y fabricación de explosivos caseros.
Grupo JM-19 con presencia en varias ciudades del país
Según las autoridades, el grupo JM-19 es uno de los de mayor cohesión y violencia radical, el cual habría sido fundado en el año 2011 por sectores estudiantiles de algunas universidades públicas en Cali, Bucaramanga y Bogotá. Actualmente, tiene 12 brigadas clandestinas y una autodenominada ‘dirección nacional’ con presencia en ciudades como Bogotá, Ibagué, Neiva, Pasto, Popayán, Cali, Medellín, Montería, Pamplona, Bucaramanga, Tunja y Pereira.
Labores de investigación indicaron que integrantes de este grupo esconden hasta sus zapatos, porque saben que, con la talla del pie, la Policía podría identificarlos; no obstante, para que no haya confusión entre ellos, el color de las medias es el determina el rango y rol dentro del movimiento.
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Grupos radicales en universidades
Estos grupos radicales, que se alimentan de la convivencia dentro de las universidades, no gozan del apoyo de la comunidad académica y la sociedad, así lo concluye el rector de la única universidad pública que accedió a una entrevista con Noticias RCN sobre este tema.
“Acá hay unos 26 mil muchachos, la mayoría quieren estudiar, lograr un sueño. Desafortunadamente, cuando la violencia supera los argumentos, genera complicaciones. Es una realidad, hay quienes apuestan al todo vale por imponer sus ideas”, dijo el rector de la Universidad Distrital.
Según docentes, que prefirieron no ser entrevistados, se trata de personas que entran a las universidades como un estudiante más, pasan años cursando la misma carrera o, incluso, cambian de facultad, con el único objetivo de reclutar y adoctrinar a los más jóvenes.
Las autoridades sospechan que detrás de la financiación de estos grupos podría haber algo más que una revolución juvenil, pues aseguran que hasta 100 mil pesos diarios les pagan a agitadores y vándalos durante las protestas.