Madre de Sergio Urrego convirtió el dolor en servicio: “Sentí que me lanzaron al vacío con mi hijo”
Alba Reyes, madre del joven que se suicidó tras sufrir discriminación en su colegio, ahora trabaja para evitar que otros adolescentes tomen el mismo camino.
Nancy Velasco
08:23 p. m.
El lunes 4 de agosto de 2014 algo impensable paralizó el movimiento habitual de un famoso centro comercial del noroccidente de Bogotá. Un joven se lanzó desde la terraza para poner fin a su vida. Esa noticia, que causó impacto en el país, y que dio curso a un expediente muy ventilado, puso a una mujer a las puertas de la oscuridad. “Yo sentí que me lanzaron al vacío con mi hijo. Todo se te cierra, absolutamente todo, y no ves luz en tu camino”.
Quien habla es Alba Reyes, la madre de Sergio Urrego, el adolescente que se quitó la vida después de soportar una larga cadena de actos de discriminación en su colegio, el Gimnasio Castillo Campestre, entre otras, por su orientación sexual y sus creencias. Esto fue descubierto por las cartas que dejó y por la investigación de la Fiscalía, que terminó con una condena a la exrectora del plantel.
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Sin embargo, la mamá del joven nunca tuvo una señal que le advirtiera la gravedad de la angustia y el dolor que lo estaban llevando a un punto sin retorno. “Sergio escribió realmente un correo contando los hechos y lo que estaba sucediendo, pero psicológicamente nunca llegó a mostrar algo que a mí me diera una alerta. Solo puedo decir que una vez lo vi triste, y fue el día anterior a su muerte, el día que presentó su ICFES, ese día sí lo vi triste”.
Sergio es un emblema
Un pronunciamiento de la Corte Constitucional a una tutela que ella interpuso, el desarrollo del proceso judicial y, por supuesto, los mensajes que él dejó, convirtieron a su hijo en un emblema contra la discriminación y el acoso escolar. Daniel Galeano, director de la obra de teatro “Sergio Urrego no ha muerto, amiga mía”, define bien el rumbo que tomó esta historia. “Un pelado de 16 años que se suicida y que hace un hecho político de su muerte cambia la historia de todos, porque a raíz de esto los niños que han sido discriminados tienen de donde agarrarse, antes no”, dijo.
Precisamente esta pieza teatral es uno de los puentes que tiende la Fundación que lleva el nombre del joven para ayudar a niños, adolescentes y jóvenes que atraviesan situaciones emocionales y mentales difíciles. Porque cuando buscaba la salida del abismo al que fue lanzada, Alba Reyes se vio como la madre de muchos Sergios, rumbo al camino sin retorno.
“Perdí a mi único hijo, pero gané a muchos más”, dice con satisfacción. “A veces me quedo corta, tengo solo estos dos brazos y quisiera abrazarlos a todos y a todas, y decirles que aquí estoy y que aquí pueden descansar. En mí pueden encontrar tal vez algún refugio, una respuesta”. Trabaja con un equipo de personas que la respalda en la tarea que cumplen a través de talleres, charlas y cursos con las que se mueven por el país.
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“Hemos llegado a poblaciones campesinas, indígenas en discapacidad, afrodescendientes… todo tipo de población vulnerable que sufre la discriminación”, explica David Orjuela, voluntario del equipo directivo de la Fundación Sergio Urrego.
“Cuestionar desde la comedia”
Reportajes RCN acompañó a este equipo en una presentación de la obra de teatro en un colegio de Guarne, Antioquia, durante una breve gira que los llevó a Medellín y a Jericó. Se trata de una puesta en escena que recrea con alegorías la discriminación que sufrió Sergio, por parte de profesores y compañeros. Hay clara alusión a cómo este acoso empeora con la publicación en redes sociales y, aunque se trata de un drama, también hay humor negro.
El director, Daniel Galeano, advierte que es así porque “hay que hacer cambios, hay que cuestionar desde el escenario, desde la comedia, desde la risa”. Aunque no es fácil mantener cautivos a los niños y adolescentes a quienes la presenta, fuimos testigos del efecto que causa entre muchos estudiantes y las sorpresas que se lleva el equipo de la Fundación, cuando Alba Reyes invita a los niños y jóvenes a que hagan comentarios sobre la obra, y sobre el acoso y la discriminación.
En esta ocasión, uno de los asistentes, de entre 12 y 14 años, pasó al frente para exponer delante de todos algo que le duele profundamente: “Eh, tengo un primo de la comunidad LGBTI y toda mi familia lo discrimina re feo. No lo dejan ir a reuniones familiares, y me da mucho pesar porque se ha intentado suicidar varias veces”.
No fue el único a quien la presentación le despertó intensas emociones. Hubo otros niños y niñas que alzaron la mano para decir que estaban muy tristes y que tal vez pasaban por momentos como los que vivió Sergio Urrego en su colegio.
Ellos fueron enviados a un espacio muy especial que se abre cada vez que presentan la pieza teatral. Es una carpa levantada al otro lado el escenario, donde los atiende un profesional en psicología, en esta ocasión Paula Arias. “Era tanto el malestar, que había niños que se lastimaban a sí mismos, no sabían a quién contarle, porque sus familias no los escuchaban de la forma que ellos querían y sentían que ya no había otra posibilidad, que las puertas de sus vidas se estaban cerrando poco a poco”.
Contención emocional
Alba Reyes y su equipo saben que poner en espera a quien tiene un volcán de emociones tóxicas o una enfermedad mental en actividad es ponerlo en peligro, y advierte: “Cuando un joven está en crisis no podemos dejarlo a que espere, lo aprendí en carne propia, mi hijo Sergio se despidió de todas las redes sociales y no hubo un alma, no hubo un quién lo pudiera apoyar ni le hiciera contención emocional”.
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La contención emocional es un eje de su trabajo, la enseñan y la practican en espacios como este, y hace tres años lanzaron una línea salvavidas para escuchar a muchos jóvenes, niños, niñas y adolescentes que no tienen a donde más acudir.
De acuerdo con lo que explica David Orjuela, por medio de la Línea salvavidas 24/7 de prevención al suicidio y a la discriminación, habían llegado hasta octubre pasado a más de nueve mil quinientos casos atendidos en el país y en todo el mundo.
La mayoría están en edades entre 15 y 24 años, pero en tiempos recientes han visto crecer llamadas relacionadas con menores de diez años con ideación suicida. A esta línea se puede acceder también por las redes sociales. “Hemos podido salvar personas, incluso revisando la red que más utilizan y quien más les da likes. Así hemos logrado ubicar a las personas para salvar su vida”, explica Alba Reyes.
A través del contacto con estas personas han visto causas puntuales de trastornos de ansiedad y depresión, como la soledad, que se combina con el temor a ser juzgados, el acoso y la discriminación. “Casi un 70 % de llamadas que nosotros recibimos en temas de crisis emocional han empezado por un tema de acoso escolar y discriminación”.
También han visto cómo la mayor prevalencia de discriminación es por su orientación sexual y por identidad de género. Creen que, al identificar el acoso escolar o cualquier otro desde una etapa temprana, se pueden bajar las tasas de suicidio.
A través de su trabajo han detectado, además, las falencias en la atención a este sector de la población, cuando enfrenta crisis emocionales y trastornos mentales. Por ejemplo, señalan que en Colombia hay una psico-orientadora por cada mil estudiantes, y que hay poca disposición a escuchar a los estudiantes en el colegio y la casa.
“Yo puedo darme cuenta a través de la Fundación Sergio Urrego que los chicos no son escuchados, que son minimizados, son juzgados, inclusive por ser jóvenes”, advierte la madre de Sergio y presidenta de la Fundación.
Por eso, con la tarea que lleva el nombre de su hijo, a través de talleres, seminarios, la Línea Salvavidas 24/7 y con la obra de teatro que ha conmovido a tantas personas dentro y fuera de Colombia, ella y su equipo gritan dese el Alma: “Sergio Urrego no está muerto, amiga mía”.