Los abrazos más esperados que por fin pudieron ser, gracias al Buque Escuela Gloria
El Buque Escuela Gloria ha sido testigo de abrazos eternos y besos sinceros cuando se llega a un nuevo puerto.
Noticias RCN
02:38 p. m.
Si hay un testigo silencioso de los buenos e inolvidables momentos, es el Buque Escuela Gloria. El mismo que tantas veces ha visto abrazos eternos y besos sinceros cuando se llega a un nuevo puerto; reencuentros con su propia historia, impregnados de amor renovado y alegría infinita.
Abrazos esperados y desconocidos como el del cadete Hurtado con su hermana, que apenas conocía.
“Como él no sabía que nosotros veníamos, yo tenía miedo”, confesó Johana Abel, hermana del cadete Santiago Hurtado, quien por su parte manifestó que se trató de algo “inesperado”. “Los miré y de una vez supe que eran ellas”, comentó.
Los abrazos que se pudieron dar gracias al Buque Escuela Gloria
Un símbolo de unidad y refugio nuevo a pesar de los motivos que los separó. “Se parece a mi papá”, agregó entre tiernas risas Johana.
Abrazos que por años de han dejado de dar, como el del suboficial Guevara con su hermana y sobrinos, quienes salieron de Colombia en busca de mejores oportunidades.
“Estoy muy orgullosa, me siento muy apasionada de verlo”, dijo Paola Rodríguez, hermana del suboficial. Víctor señaló que llevaba mucho tiempo sin verla, pero con las ganas intactas de abrazarla.
Muestras de cariño que portaban con esa comunicación que siempre tenían a la distancia.
Abrazos leales y sinceros con aquellas amistades que la vida pone en el camino, pero que algún día separa para verlos crecer como profesionales.
“Creo que más que compañeros, son parte de la familia naval que uno va formando con la carrera militar”. Lazos que a pesar de las miles de millas que los separa, nunca han cortado los suboficiales David Herrera y Óscar Arévalo con su hermano del alma, el suboficial primero Jhon Corredor, quien se encuentra de intercambio en Alemania.
Abrazos cargados de amor y sacrificios con aquellas mujeres gloriosas que también han vivido los 117 días del Azul que nos une, no a bordo, pero sí desde casa, apoyando a sus esposos incondicionalmente.
Emociones contenidas y lazos renovados que reflejan la profundidad de un amor que navega tanto en los mares como en los corazones.
Es así como el Buque Escuela Gloria no solo lleva a sus tripulantes a nuevos destinos, sino que también trae consigo la promesa de los abrazos que al final del viaje se convierten en la mejor recompensa.