Tras sueño premonitorio se confirmó el asesinato de Jesús Manuel en municipio de Cundinamarca
El joven de 24 años fue hallado con heridas de arma blanca en inmediaciones de un río ubicado en los límites entre Bogotá y Soacha.
Miguel Castellanos
07:30 a. m.
El mundo onírico, sagrado para muchos, cuestionado por otros tantos, se convirtió en una pieza clave para poder dar con el paradero de Jesús Manuel Salazar. Tras 15 días de su desaparición, que estuvieron mediados por confusas versiones y dos sueños premonitorios, los familiares del joven muerto lograron encontrar su cuerpo en las instalaciones de Medicina Legal, en el municipio de Soacha.
Para llegar al momento del sueño pleno que reveló la verdad, la familia Salazar tuvo que haber pasado varias noches en vela y haber pernoctado solo un par de horas mientras el recuerdo de Jesús los asechaba, y ellos, a su modo, intentaban investigar dónde estaba y por qué había desaparecido sin dejar rastro alguno.
La última vez que se supo del joven oriundo de El Peñón, en el departamento de Bolívar, fue al mediodía del pasado 14 de junio, cuando tras recibir una llamada telefónica salió de su casa ubicada en la localidad de Bosa, al sur-occidente de Bogotá, en donde vivía junto con sus tíos y primos.
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Dos días más tarde, mientras la mente de la familia de Jesús era carcomida por centenares de pensamientos oscuros a causa de la ausencia de su ser querido, recibieron por medio de redes sociales un extraño mensaje que solo contribuyó en el desespero y el malestar que los invadía por ese entonces.
"Desde una cuenta falsa por Facebook le escriben a mi mamá y a una prima. Les decían que fueran al hospital de Kennedy (Bogotá) que allá se encontraba Jesús porque lo habían apuñalado. Mi prima le pidió a la persona que le escribió que le diera un número y esa persona le resultó dando el número de celular de mi abuela materna, número que ya no está en servicio. No sabemos ni quién fue la persona que nos escribió, ni por qué tenía el antiguo número de mi abuela", dijo en entrevista con RCN María Fernanda, prima del joven asesinado.
Sin más opción que seguir la pista que les dio el extraño internauta, los Salazar llegaron hasta el centro asistencial ubicado en el Occidente de Bogotá, pero allí la respuesta que recibieron fue una rotundo no, debido a que no existía registro alguno que correspondiera con el nombre de su familiar.
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La infructuosa búsqueda terminó provocando más insomnio, más temor y más desespero. La familia Salazar se encontraban nuevamente en el punto inicial: un familiar desaparecido y ninguna pista para establecer su paradero.
Días más tarde un hombre, quien resultó ser conocido de la familia, se comunicó con uno de ellos y le dio un parte de tranquilidad sobre Jesús, pues según dijo en su momento, este se encontraba trabajando con él en un cultivo de cebolla, hasta donde no llegaba muy bien la señal telefónica y a eso se debía su falta de comunicación.
Con dudas y sin otra opción que creer en dicha versión, un poco de calma retornó a esta familia, pero no por mucho tiempo, pues la ansiedad volvió a hacer de las suyas tras notar que una semana después Jesús no se había reportado. "Mi papá le pidió al conocido que le diera respuestas y este empezó a sacar excusas, nos preocupamos nuevamente y empezamos a buscar otra vez", agregó María Fernanda.
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Las noches de desvelo les pasaron factura a varios de los Salazar, sobre todo a la abuela materna de Jesús, quien aun estando en el departamento de Bolívar, seguía muy de cerca la búsqueda que adelantaba su familia acá en la capital.
Siendo el 27 de junio la abuela se despertó de un profundo sueño con una viva imagen en su mente, dijo ella que, durante la noche, tras descansar como no lo había hecho en varios días, había visto a Jesús de la mano de su bisabuela. "Ella le contó a una tía que vio a Jesús y a mi bisabuela, que también está muerta, cogidos de la mano, los veía en el cielo y estaban juntos. Mi tía esa noche también se soñó con Jesús entonces ahí nos desesperamos más", rememoró la prima de la víctima.
La familia Salazar realizó un plan de búsqueda que iniciaba en el CAI del barrio Bosa la Libertad, lugar que fue visitado por la tía del fallecido, allí uniformados de la Policía le indicaron que fuera a Medicina Legal debido a que el día anterior, el 28 de junio, habían encontrado un cuerpo en un río que divide a Bogotá del vecino municipio de Soacha.
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De Medicina Legal de Bogotá los enviaron a Medicina Legal de Soacha, recuerda María Fernanda, pues allá era donde se encontraba el cuerpo que correspondía con las descripciones de Jesús Manuel. Tras diligencias de rutina, identificación del cadáver, el cual estaba en alto estado de descomposición, y varias noches de incertidumbre, hasta el pasado martes 6 de julio les confirmaron que el cadáver sí era el de su familiar.
El reporte oficial de las autoridades señala que el cuerpo fue encontrado en el río Bogotá, a la altura de un sector conocido como Puente Indumil, hasta donde llegaron los Bomberos, notificado por unos transeúntes, a extraer un cadáver que presentaba múltiples heridas con arma blanca. "No sabemos si fue un atraco, un secuestro, o qué pasó. Tenemos muchas dudas porque él no se metía con nadie y solo se dedicaba a trabajar en un cultivo de cebolla en límites de Bogotá y Soacha", concluyó María Fernanda.
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Aunque la Policía Nacional, de la mano de la Fiscalía, ya adelantan una ardua investigación, a falta de pruebas, cámaras de seguridad en la zona y versiones de lo sucedido, probablemente el crimen de Jesús solo llegará a ocupar una cifra más en las estadísticas de los crímenes del país. Aunque si los peritos judiciales se encaminan por la ruta adecuada, podrían empezar por establecer quién envió el mensaje vía Facebook a la familia Salazar, e interrogar al allegado que dio la falsa versión que los ilusionó por unos días.