Mitos y verdades sobre la aplicación del bótox
Alrededor del bótox, una de las intervenciones estéticas más comunes, existen diferentes mitos que engañan a la gente.
Noticias RCN
07:04 p. m.
Una de las intervenciones estéticas que más se realizan las personas son las inyecciones de bótox. De acuerdo con Catherine Barón, cirujana plástica y reconstructiva, “el bótox o la toxina botulínica, es una sustancia que se inyecta en el cuerpo para bloquear los nervios de los músculos de la cara, principalmente con fines estéticos”.
Aunque su uso es muy frecuente, aún existen algunos mitos alrededor de esta sustancia, por esta razón, la doctora Barón y Adriana Varela, especialista en medicina estética, aclaran algunos de ellos.
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Mitos sobre el bótox
Uno de estos mitos es que la toxina botulínica puede contagiar a las personas de alguna enfermedad. Esto es falso. Si bien la toxina se produce por la bacteria Clostridium botulinum, que durante la primera mitad del siglo XIX produjo una enfermedad llamada botulismo, hoy en día la cantidad y la pureza de la molécula sintetizada en un laboratorio, y bajo estrictas medidas de bioseguridad, no genera ninguna enfermedad. Como en cualquier procedimiento médico o estético, es fundamental que se realice solo por especialistas bajo las técnicas y protocolos establecidos.
En cuanto a que la aplicación de toxina botulínica puede deformar el rostro, esto depende de algunos factores. Aunque el bótox actúa sobre la fuerza de contracción del músculo, los tratamientos se enfocan en dar un efecto natural sin modificar la expresión ni la anatomía de la cara. Solo se intervienen los músculos que están generando las arrugas del movimiento. Pero si no se hace correctamente y se tocan, por ejemplo, músculos como el de la sonrisa o el de los párpados, sí podrían cambiar temporalmente la expresión del rostro.
Por otro lado, es falso que la toxina botulínica puede atrofiar los músculos de la cara. La acción de esta toxina es temporal porque la unión neuromuscular se regenera aproximadamente entre cuatro a seis meses y toda su función se recupera al 100 % después de este tiempo. Lo que puede suceder es que disminuya el volumen del músculo; incluso, cuando se trata el bruxismo, se inyecta en los músculos maseteros para disminuir la hipertrofia.
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Hay personas que creen que cuando se pasa el efecto de la toxina botulínica el paciente queda más arrugado que antes de su aplicación, lo cual es algo que las especialistas también remarcan que es falso. Incluso, el músculo aprende a no moverse tanto y después de que pasa el efecto la apariencia de la arruga puede verse igual o mejor que antes. Es muy posible que en cada aplicación de bótox se necesite menor cantidad.