"Es una catástrofe para cuya magnitud no estábamos preparados": presidente de Brasil, Lula da Silva
La cifra de víctimas del desastre climático que golpea al estado de Rio Grande do Sul volvieron a aumentar, con 147 muertos, 127 desaparecidos y 806 heridos.
Noticias RCN
05:42 p. m.
Nuevas crecidas de ríos y lagos prolongaron este 13 de mayo el drama de la población del sur de Brasil, sitio al que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva viajará de nuevo tras reconocer que las autoridades "no estaban preparadas" para una catástrofe así.
La cifra de víctimas del desastre climático que golpea el pujante estado de Rio Grande do Sul volvieron a aumentar, con 147 muertos, 127 desaparecidos y 806 heridos, así como 600.000 personas que debieron abandonar sus hogares, según Defensa Civil.
Lula suspendió una visita oficial a Chile, inicialmente prevista para el 17 y 18 de mayo, ante la necesidad de "monitorear" la emergencia, según la Presidencia.
"Es una catástrofe para cuya magnitud no estábamos preparados", dijo el mandatario, durante una reunión con su ministro de Finanzas, Fernando Haddad, y el gobernador del estado, Eduardo Leite.
A pesar de una disminución de las lluvias, Leite urgió a los evacuados a no regresar a las viviendas, en especial en la capital Porto Alegre y sus alrededores, donde el río Guaíba puede alcanzar un nuevo récord.
No es momento de volver a las casas todavía en las zonas de riesgo
La cota de este río, en cuyas riberas se ubican varias ciudades devastadas, superó los cinco metros y sigue en ascenso debido a las lluvias del fin de semana. Según Defensa Civil, podría superar el pico histórico de 5,35 metros que alcanzó el 5 de mayo.
Desastres por lluvias en Brasil
Ante el ascenso del Guaíba, la alcaldía de Porto Alegre levantó una barrera con enormes sacos de arena en una avenida del centro para intentar evitar que la crecida llegue a una estación de bombeo de agua, lo que puede empeorar el ya precario suministro del servicio a una treintena de barrios de la ciudad.
Habitantes del barrio Harmonia en Canoas, a las afueras de Porto Alegre, sacaban pertenencias de sus viviendas ante la subida de las aguas.
Más de 77.000 personas se hallan en albergues montados en escuelas, clubes deportivos y otros establecimientos tras el desastre, que expertos y el gobierno brasileño vinculan al cambio climático y al fenómeno El Niño.
La situación de los evacuados se complicará con la llegada de un frente frío, según alertó el lunes la agencia meteorológica MetSul.
Las autoridades trabajan para distribuir suministros y donaciones venidas de todo el país y el exterior.
Las familias más afectadas recibirán 2.000 reales (unos 400 dólares) para que empiecen a "reconstruir sus vidas", dijo Leite.
Indígenas afectados por emergencia climática en Brasil
Lula anunció una propuesta, que debe aprobar el Congreso, para suspender por 36 meses los pagos de la deuda de Rio Grande do Sul con el Estado brasileño, y que según el gobernador se había convertido en un "torniquete insoportable" ante la tragedia.
La vida en Rio Grande do Sul está absolutamente alterada, con casi 360.000 estudiantes sin clases y la atención de la salud volcada en hospitales de campaña.
Importantes autovías y carreteras continúan total o parcialmente cortadas, mientras que el aeropuerto internacional de la ciudad de Porto Alegre sigue bajo agua.
Las lluvias e inundaciones sin precedentes afectaron directamente al menos a 80 comunidades indígenas, algunas de forma extremadamente grave, según el Consejo Indigenista Misionario de Brasil.